Acuse de recibo
Pareciera que hay una competencia de ciertos morosos e incumplidores en el país, que ya clasifican en la categoría de años, para sufrimiento de esas víctimas que son sus acreedores.
El doctor Osmany Elías Postigo (calle Pastor García Jorge Nro. 8, Reparto Pedro Pompa, Bayamo) critica a la Universidad de Ciencias Médicas de Holguín porque hace 11 años que le debe un diploma de la Maestría de Medicina Natural y Tradicional (hoy Medicina Bioenergética), que concluyó cuando esa institución era la Facultad de Ciencias Médicas Mariana Grajales, en 1999.
En el 2000 Osmany comenzó a reclamar dicho diploma al departamento de Posgrado de la entidad. Y siempre los argumentos eran que si había problemas con la acreditación de la maestría, o dificultades con los dibujantes, entre otras.
Pero las cosas adquirieron otra connotación cuando se aprobó el pago de las maestrías. Osmany estaba en una misión en Venezuela, pero al retornar en marzo de 2010, se le comunica por el Departamento de Personal de la Filial de Ciencias Médicas de Bayamo, que no podían continuar pagándole ese grado científico, puesto que el certifico suplente del título era válido solo por un año.
Ya el doctor lleva tres meses sin cobrar por la categoría que adquirió con grandes esfuerzos. Y al reclamar al departamento de Posgrado de la Universidad de Ciencias Médicas de Holguín, se le comunicó que tienen dificultades para la confección de dichos títulos, pues no poseen pergamino, tinta ni cuño seco.
«Entiendo que el país esté presentando momentos difíciles —sostiene el doctor Osmany—, pero lo que no comprendo es la extrema morosidad en la confección de dichos diplomas, más aún conociendo que hay colegas de años posteriores que ya cuentan con el mismo. ¿Cuándo tendré el mío?»
Es sencillamente imperdonable, al extremo de lo vergonzoso, que en un país donde se dedican tantos esfuerzos y recursos a la formación profesional, especialmente de médicos, una institución no sea capaz en tanto tiempo de garantizar algo tan sencillo como un diploma. Lo más grande y difícil se vence, y en lo pequeño se revelan grandes incapacidades e irresponsabilidades.
Berta Sueiro (Calle 18 Nro. 118, apto. 2, entre 1ra. y 3ra., Playa, Ciudad de La Habana) hizo compras el pasado 9 de junio en la tienda por departamentos Galerías Paseo, de la capital. Pero antes fue al guardabolsos, a dejar su cartera.
Recuerda que previamente, un tanto atribulada, extrajo sus espejuelos y el monedero, que contenía más de 40 CUC. Y entró a la tienda. Pero cuando fue a pagar la mercancía, se percató de que no tenía el monedero…
Berta corrió alarmada al guardabolsos. Y allí pregunta si por casualidad habían visto el monedero. La empleada le pregunta cómo era el mismo. Ella lo describe. Y la empleada se vuelve y le entrega el monedero intacto. La cliente lo había dejado entretenidamente sobre el mostrador.
Aunque algunos consideran que a veces exaltamos demasiado lo que es el deber común de cualquier trabajador honesto, Berta considera que «en momentos tan difíciles como los que se viven, no quiero dejar de destacar la enorme integridad de esa empleada, de la cual posteriormente obtuve su nombre: Teresa Gómez Ramírez».
La lectora desea felicitar sinceramente a Galerías Paseo por contar en su empleomanía con personas tan dignas y honestas. Y es como si mirara a su alrededor, cuando sentencia: «Ojalá esto sirviera de ejemplo como conducta a seguir».
Y por nuestra parte, aunque algunos crean que lo correcto es obvio y no merece remarcarse, nunca dejaremos de destacar y felicitar toda conducta digna y edificante que nos relaten nuestros lectores; así como también damos cuenta de todo lo feo y lo sucio que nos acompaña.
Bravo por Teresa Gómez Ramírez.