Acuse de recibo
El pasado 25 de febrero, el santaclareño Rafael Pérez se quejaba del deterioro que ya presentaba el servicio de la sala de navegación del Correo central (Zona 1) de esa ciudad: de las diez computadoras con que comenzó, ya solo funcionaban seis, por roturas de las restantes.
Y señalaba que desde octubre de 2009 se encontraban almacenadas en dicha entidad diez máquinas para reemplazar a las anteriores. Y aún no se habían instalado, alegándose que tenían que ir técnicos desde la capital del país para realizar el montaje, algo absurdo y antieconómico para el remitente, teniendo en cuenta la fuerza de trabajo calificada que hay en esa provincia.
Al respecto responde Alexander Rubiera, vicepresidente de Correos de Cuba, quien reconoce que por obsolescencia tecnológica de las computadoras, unido a la inexistencia de repuestos para acometer su reparación, tanto la sala de navegación de ese correo como las de otros territorios del país, han sufrido la disminución progresiva de dichos servicios.
Y ante esa situación, agrega, en noviembre y diciembre de 2009, con la adquisición de nuevas computadoras, se destinó parte de esos medios para modernizar el equipamiento existente en las salas de navegación del país.
Ya en enero de 2010, precisa, se llevó a cabo un proceso de capacitación de técnicos en el territorio para acometer la instalación de los medios informáticos, proceso que se realiza de forma progresiva en todo el país.
«Considerando la magnitud y masividad de la renovación emprendida —señala—, y teniendo en cuenta el costo que generaría realizarlo con personal técnico de la capital, el proceso de modernización se ejecuta con el personal de cada territorio, previamente capacitado. Y como consecuencia de esto, el 24 de febrero, en saludo al Día del Comunicador —un día antes de que saliera publicada la queja— la sala de Santa Clara fue puesta a punto con sus medios tecnológicos nuevos, sus diez PC completas para el servicio, para prestar un mejor servicio a la población».
Que les toque la vergüenza, sentencia Luis Pérez Leal (Castillo No. 31, Florencia, Ciego de Ávila). Que además de la vergüenza, desea este redactor, les toque perder su empleo y algo más a unos cuantos. Y que los obligue a resolver definitivamente ese bochorno, mediante un control permanente. ¿Será imposible?
El detonante es que Luis envió por expreso ferroviario un paquete bien sellado a Manacas, Villa Clara, que contenía cuatro latas de carne prensada para su familia. El mismo fue a dar a Cascajal, y entre una cosa y otra, demoró 43 días en arribar a su destino.
Cuando lo abrieron, no estaban las latas de carne, y en su lugar contenía tres boniatos. ¿Cómo se explica esto?
Tantas personas no pueden estar equivocadas: Cecilia Pacheco y Pedro Tapia (Avenida 53 No. 9601, entre 96 y 98, Marianao, Ciudad de La Habana) encabeza una carta de felicitación, que también suscriben otras cuatro personas residentes en ese municipio: Ester Valerino, Ivonne Rico, Nabor Monte y Ana M. Cruz.
El motivo: quieren resaltar la «digna actitud» de Iván, el director administrativo de la Empresa Eléctrica en Marianao: «Siempre está atento y dispuesto a resolver los problemas y molestias de la población, generados por el mal ejercicio de la profesión de algunos de los trabajadores de la entidad que él dirige».
Aseguran estos clientes que han constatado más de una vez la exquisita atención de ese funcionario. «Con mucho profesionalismo atiende, escucha y da solución a cada situación que llega al Departamento de quejas de dicha entidad».
Personas como Iván, afirman, deberían copar la dirección de muchas entidades.