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La fuerza del entendimiento

Cuando la vergüenza del criticado sale a flote, y obra enmendando el entuerto que se le señala, sin parapetos, se confirma que siempre hay reserva de soluciones.

El 3 de febrero pasado reflejé aquí la denuncia de Nivio García, desde Codicia, barrio rural a cinco kilómetros de Cumanayagua, provincia de Cienfuegos: los pobladores de esa comunidad veían pasar a diario un ómnibus con trabajadores del hotel Pasacaballo, en la Perla del Sur. Un ómnibus que los ignoraba, como muchos que ruedan por ahí —aun llevando espacio—, con tantos problemas de transporte en el país, y a pesar de los esfuerzos para promover la transportación alternativa.

Ahora responde Roberto Ricardo Marrero, director de la Empresa de Transportación de Trabajadores (TRANSMETRO), del Ministerio de Transporte, a la cual pertenece el autobús, que desde enero pasado presta servicios al colectivo del Pasacaballo. Y explica que la investigación realizada confirmó que el equipo no recogía pasajeros en el camino. La causa era que debía cumplir con un horario de viaje establecido en el contrato, del cual depende el servicio en el hotel. Si se detenía constantemente en el trayecto, se afectaba la labor de esos trabajadores.

Sin embargo, no se encerraron en ello. Hablaron con Nivio, el denunciante, y también con el chofer del ómnibus. Buscaron una fórmula beneficiosa para todos: adelantaron el recorrido en 30 minutos, «para poder también aliviar el problema de los vecinos del lugar, lo cual tuvo que coordinarse con la dirección del hotel, para que no se afectara el servicio». Un ejemplo de cómo comunicación y cooperación pueden salvar los escollos. Felicidades.

A la espera de un estudio

Vísperas de 2009, acogí aquí la queja de María Teresa de la Guardia y Doris Rodríguez, vecinas de la Casa de la Moda La Maison (16 y Séptima, municipio capitalino de Playa), sobre lo que calificaban como reiterada contaminación sonora de ese centro, que afecta la paz de los hogares colindantes.

A propósito responde Rafael Espinosa Gallo, gerente comercial de la División de Producción y Aseguramiento de la Corporación CIMEX, quien señala que desde 1998 comenzaron las quejas de vecinos acerca de la contaminación sonora. Ese mismo año, La Maison solicitó una inspección al Instituto Nacional de Higiene, Epidemiología y Microbiología (INHEM), y el dictamen técnico arrojó que el volumen de la música era moderado, tolerable a la percepción humana.

En junio de 2001 solicitaron al INHEM un estudio de contaminación sonora, el cual determinó que los valores medidos en el dormitorio de Lourdes de la Guardia, tanto música grabada como en vivo, «estaban en el rango de admisible a tolerable». También que los picos de sonido se vinculaban al paso de vehículos y no a la música.

Debido a nuevas reclamaciones de Lourdes, subraya, funcionarios del Instituto se personaron el 25 de febrero de 2002. Y el nuevo dictamen determinó que la queja no procedía. Pero el 16 de abril de 2008 visitaron La Maison especialistas del Centro Provincial de Higiene y Epidemiología. Su dictamen técnico expresaba que «la instalación en cuestión constituye una fuente generadora de sonido molesto, interfiriendo en las viviendas afectadas con el normal desarrollo de las actividades sociales, descanso y reposo de sus residentes».

Espinosa afirma que «en el momento de esa visita, no se realizó ningún estudio que respaldara lo que se planteó por escrito en el dictamen». Y ese mismo día enviaron una carta al INHEM, solicitando un estudio de impacto ambiental, a partir de la notificación del Centro Provincial.

Así, recibieron comunicación del vicedirector de Salud Ambiental del Instituto, la cual informaba que se estaba tramitando un estudio de contaminación sonora de la entidad. Dicho estudio comenzó, pero fue interrumpido por Lourdes, quien impidió que los especialistas entraran a su vivienda a hacer las mediciones correspondientes, consigna el funcionario.

En julio de 2008 se firmó un nuevo contrato con el Instituto, solicitando otro estudio de sonido ambiental. Y el 24 de noviembre de ese año se les comunicó en el Centro Provincial de Higiene y Epidemiología que Lourdes había hecho otra denuncia. Ese mismo día se presentaron en el Instituto y solicitaron el estudio. Allí les informaron que se realizaría después de la segunda quincena de enero de 2009. Todavía esperan por el comienzo del mismo.

A su vez, Espinosa informa que La Maison estableció un plan de medidas internas, con reajuste de sistema de audio y de formato artístico para evitar molestias. Y sus directivos han explicado a los vecinos el trabajo que vienen realizando, incluida la búsqueda de equipos más avanzados de medición interna de los decibeles.

Es evidente, más allá de tantas incidencias, que solo con la cooperación y la comunicación puede lograrse el entendimiento entre ambas partes. Sin ruidos.

Enderezando sus caminos

La imagen de felicidad de este niño bien vale la pena. Por eso su padre, José Guillermo Caballero, trabajador de TRASVAL y residente en calle 14 número 1408, entre Zapata y 23, en el Vedado capitalino, nos la hace llegar, junto a una breve pero conmovedora misiva. «Ebrio él de gozo, de gozo yo ebrio»: así, como José Martí y su Ismaelillo, andan el pequeño y su padre, luego de que en el Pediátrico William Soler el doctor en Ortopedia y Traumatología José Manuel González, y los técnicos Leo y María, de esa especialidad, llevan atendiendo al feliz William Pablo Caballero de un pie varo equino congénito desde diciembre de 2008, deshaciendo los entuertos y confusiones de la Madre Naturaleza. Hay tantas cosas por enderezar, pero ninguna más importante que los caminos de un niño. La profesionalidad y el amor del doctor José Manuel han conmovido al agradecido padre, que ve el progreso de su hijo día a día, y quiere compartirlo de cubano a cubano.

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