Acuse de recibo
El alerta lo lanzó aquí el lector Osvaldo Carmona el pasado 20 de abril: se deterioran gradualmente valiosas edificaciones del centro histórico de Remedios, la secular villa que atesora tanta memoria desde la colonización ibérica.
Y a propósito responde Efrén Almarales Isaac, presidente de la Asamblea Municipal del Poder Popular en esa ciudad villaclareña, quien reconoce el amor por la ciudad que trasunta la denuncia de ese remediano.
Precisa Almarales que ya cuentan con una Estrategia de Intervención para el Centro Histórico de Remedios que, como proyecto, les solicitó la Asamblea del Poder Popular en Villa Clara, y que fuera elevado a instancias nacionales. El mismo requiere la aprobación central de un financiamiento especial bastante significativo.
Mientras tanto, ya se logró pintar y alumbrar el parque José Martí, se restauró el Museo Alejandro García Caturla y se realizaron algunas acciones en el teatro Villena, que posibilitaron su funcionamiento. Y próximamente debe comenzar la reconstrucción del hotel Barcelona.
El proyecto incluye, en tres fases, acciones de reparación de contenes y aceras, redes de alcantarillado pluvial, trabajos en el Museo municipal y en el de las Parrandas, así como en la Iglesia de Buen Viaje, la Biblioteca municipal, asilo de ancianos, y el Portal de la Acera del Louvre, entre otras edificaciones.
Manifiesta el presidente del Gobierno de Remedios que en la provincia y en el país hay sumo interés de preservar el patrimonio remediano, por lo cual se sienten optimistas de que pueda lograrse este proyecto salvador. Ojalá así sea, para orgullo de los pobladores en esa, una de nuestras siete primeras villas.
El campesino Ismael Cabrera Gámez, de la finca Potrero Viejo, en Pedro Betancourt, provincia de Matanzas, sigue esperando aún por que el Plan Pecuario de Jovellanos le pague un ganado vacuno que él vendió a esa entidad en el pasado mes de julio. Cada vez que llega a esas oficinas intentando cobrar, siempre le responden lo mismo: «No tenemos dinero para efectuar el pago».
Mire usted: hace unos meses el Parlamento cubano debatió críticamente los incumplimientos de pago de las empresas agrícolas estatales con los campesinos, se liquidaron las deudas acumuladas en tal sentido, y ahora aparece este fantasmita de la ineficiencia contractual y económica asomando su cabezota...
¿Con qué derecho alguien compra y luego alega que no tiene dinero?
La tercera misiva de hoy la envía Yenisley Ortiz Mantecón, vecina de Ánimas 975, apartamento 5, entre Oquendo y Soledad, en Centro Habana, quien se graduó de Licenciada en Derecho en la Universidad de Camagüey en junio pasado, y labora actualmente en la Dirección Jurídica del Ministerio de Finanzas y Precios.
Refiere Yenisley que cuando solicitó su certificación de notas, le comunicaron que no estaban emitiendo ese documento, tan importante para un egresado porque es la constancia de que cursó y aprobó las asignaturas correspondientes.
Alega la joven que tradicionalmente eso se ha entregado, por una sola vez, y para uso del profesional en el territorio nacional. Pero la Secretaría General de la Universidad de Camagüey le confirmó que no se le está dando ese documento a ningún graduado.
«¿Cuál es el problema con la entrega de una certificación de notas de mis estudios?», pregunta Yenisley.
María Matilde Terán me escribe desde calle Novena número 113, apartamento 1, entre B y C, Lawton, municipio capitalino de 10 de Octubre. Y lo hace en nombre de los vecinos del barrio, para denunciar lo que ha sucedido con el cercano parque de calle B entre Octava y Novena.
Refiere la lectora que dicho parque fue remozado con el concurso de varios organismos y entidades, y apenas una semana después, fue destruido y desvalijado por acciones vandálicas de los depredadores. Ella pregunta dónde fueron a parar los guardaparques, y este redactor se suma, para indagar qué sucede que no se hace sentir allí el peso de las autoridades y de los propios vecinos.