Acuse de recibo
Hoy reflejo dos respuestas de Manuel Burón, director provincial de Micro Social en Ciudad de La Habana, a sendas quejas acerca de irregularidades.
El 29 de septiembre de 2006 esta columna se alistó en la demanda de Teresa Rodríguez, residente en una ciudadela situada en la avenida 31, número 6206, entre 62 y 62A, Buenavista, municipio capitalino de Playa.
Entonces Teresa manifestaba que hacía más de cuatro años que la fosa de ese inmueble se encontraba obstruida, inundando todo de aguas negras. En 2004, Edificios Múltiples levantó un acta al respecto. Y a principios de 2005, ante la queja de Teresa en la Dirección Municipal de Vivienda, se personaron allí y llevaron un equipo para destupir. A los cuatro días recogieron el mismo, sin resolver nada. Luego volvieron, pero nunca resolvieron...
Al respecto responde el director provincial de Micro Social (Conservación de Edificaciones y Servicios Menores), que el vicedirector técnico de Aguas Negras visitó la ciudadela, y constató que en dicho sitio existe un litigio entre vecinos.
El problema es que un residente de la ciudadela realizó una ampliación, truncando la línea sanitaria que conduce las aguas albañales hacia la fosa, de lo cual tiene conocimiento la Dirección de Inversiones de la Vivienda.
Tal litigio está en manos de los tribunales, por lo cual, hasta tanto no se restituya el orden no es posible realizar ningún trabajo, pues afecta el área donde se realizó la ampliación. Asegura que los vecinos disponen del número telefónico de Aguas Negras para, una vez subsanado el litigio, contactar con dicha entidad y dar solución al caso.
El director de Micro Social comenta el asunto como una muestra de que, «una vez más, la indisciplina social perjudica a un gran número de personas, y a algunas entidades administrativas, como es el caso nuestro. Es cuestionada de forma injusta».
La segunda carta de Burón da respuesta a la misiva de Edilberto Díaz Cabrera, vecino de Edificio 2, Bloque 38, apartamento 16, en el reparto Vieja Linda, del municipio capitalino de Arroyo Naranjo.
La queja de Edilberto, reflejada aquí el 12 de diciembre de 2006, daba cuenta de que en el edificio 1 de ese barrio, desde 1997 se descargan a la planta baja las aguas albañales debido a roturas en las tuberías, y esa inmundicia corre por la calle. Las mismas roturas se registran en su inmueble, el número dos. Muchas gestiones han hecho los vecinos, sin resultado alguno. Asegura el remitente que las autoridades en el municipio le dieron la tarea a Micro Social y nunca la han cumplido.
A propósito, aclara Burón que es incierto que se le haya dado la tarea en el territorio a Micro Social. Y precisa que ni en la Unidad Municipal Inversionista de la Vivienda ni en Micro Social de Arroyo Naranjo aparecía ese reporte. Se personaron en el sitio, y Edilberto recalcó que lo había manifestado oralmente en una reunión de la campaña antivectorial de 2007 en el territorio.
Pero, concretando en el problema, investigaron que la afectación fue provocada hace años por un vecino que residía en ese edificio 2: «Como había tupición que afectaba al apartamento de los bajos, un día decidió meterse debajo del edificio y romper la tubería plástica de cuatro pulgadas del desagüe».
Recalca el funcionario que, «después de una minuciosa exploración y acopio de materiales, se desobstruyeron las líneas maestras de los edificios 1 y 2, y se colocaron los bajantes que ya no existían. Se cambiaron las tuberías que estaban rotas, haciéndose además registros para que, en cualquier otra situación de obstrucción, no haya que romper los bajantes y facilitar los trabajos».
Insiste el director provincial de Micro Social que tampoco en esta carta se hace referencia a accionar alguno de los vecinos contra el proceder de quienes, como en este y el anterior caso, unilateralmente, y de forma indisciplinada y anárquica, toman medidas nocivas que agravan las situaciones y generan mayor gasto de recursos en las reparaciones.