Fidel cargó un país sobre sus hombros y aún lo sostiene. Confía en el ser humano, más de una vez vulneraron —y vulneran— su confianza. Ni traiciones amilanan su fe. Ha soñado mucho, y ha apuntalado sus sueños. Humano al fin, ha cometido errores de empecinamientos y voluntarismos, de confundir sus adelantadas visiones con la realidad. Ha tropezado, se ha caído y ha vuelto a levantarse de tantos golpes, pero nunca ha rehuido su responsabilidad en ellos.