Acuse de recibo
El pasado 19 de junio desde Colón, en Matanzas, Tomás Díaz Guerra denunciaba aquí que hacía unos dos años permanecía en su cuadra un salidero de aguas albañales.
«Los trabajadores de Alcantarillado vienen, pasan la cinta y mejora por unos días, decía. Después sigue igual. En esta calle hay mucho tráfico y los carros pasan y salpican a las personas en las aceras. En esta cuadra viven personas mayores enfermas y niños… Y todos vivimos en insalubridad. Estoy consciente de la situación económica del país por el recrudecimiento del bloqueo; pero solicito se haga un esfuerzo y se resuelva definitivamente este problema».
Ayer llegó una respuesta de Rolando González Muñoz, director provincial de Acueducto y Alcantarillado de Matanzas. No es la explícita y documentada respuesta a Juventud Rebelde, que publicó la queja del ciudadano; si no una copia de la que envió Rolando a la instancia inmediata superior: la OSDE Agua y Saneamiento.
Aunque la agradezco, reproduzco lo que constituye una especie de planilla a llenar, al estilo de telegrama. Sin margen para el análisis de los antecedentes del caso en dos años, y el porqué si tenía razón Tomás, no se solucionaba, a pesar de que iban allí y pasaban la cinta:
«De: EAA Matanzas
Nombre del promovente: Tomás Díaz Guerra
Vecino de: Ricardo Trujillo # 17 % Colón y Gonzalo de Quesada, Colón
Procedencia: OSDE
Asunto planteado: Tupición en el alcantarillado.
Respuesta para el recurrente: Este caso queda solucionado por parte de la brigada de Mantenimiento y con ayuda del carro de fosa.
Visitó la incidencia: Adeibys Vigoa Infante, director de UEB Este Colón y Jorge Lebrigio Tamayo, técnico de Recursos Hidráulicos.
Nivel de razón: Con Razón
Nivel de solución: Solucionado.
Sin más,
Rolando González Muñoz
Director Provincial Acueducto y Alcantarillado Matanzas».
La respuesta no trae una valoración crítica de la atención por Acueducto y Alcantarillado Colón; o al menos, una explicación de por qué en dos años no se resolvía. No es la respuesta que merece un ciudadano ni un medio de prensa.
«Hay claridad sobre las limitaciones y dificultades del momento y de sus causas; vivimos subsumidos en colas de todo tipo. En la mayoría de los casos uno puede decidir si la hace o no; pero la de la farmacia, hay que hacerla», dice José Luis García Cuevas (Calle 31, No. 1423, entre 14 y 18, Playa, La Habana).
Narra su experiencia en la farmacia La Verbena, en Playa: Los medicamentos llegan en tres envíos al mes, la mayoría en el primero, y no alcanzan. Colas infernales. Se ha quejado varias veces y se han tomado medidas, pero la situación es cada vez peor.
«Ahora, dice, hay tres colas: mensajeros, vulnerables y la normal, en proporción 1-2-4. El 6 de agosto llegué a las ocho de la mañana. Vi que se habían dado cien turnos por la madrugada, que ocuparon todo el día. No pude comprar a pesar de que en la mañana hubo refuerzo de dependientes, no así en la tarde. El 7 volví a las ocho de la mañana e hice mi cola. Pude comprar a las 12 del día: Día y medio para comprar los medicamentos que requiero con mis 75 años. Récord olímpico.
«La situación es compleja y no es fácil la solución. Dar turnos por el propio público parece bueno, pero al parecer ha sido contraproducente. Ante las dificultades los vulnerables, los mensajeros y el número de tarjetas que llevan han aumentado, aunque estén oficializados. Cuando se va el refuerzo al mediodía del primer día y quedan solo dos dependientes, uno de ellos se consume con los mensajeros y la cola normal se reduce en la práctica a un dependiente.
«Sugiero que la farmacia y/o la Dirección Municipal se impliquen de alguna forma en la organización de la cola como se hace en otras, y logren que mejore, pues hoy se desentienden de eso. Que se garantice en los dos primeros días no menos de cuatro dependientes, para que tres atiendan la cola normal», concluye.
Sea cual fuere la solución, mientras la escasez de medicamentos prevalezca, hay que buscar una mejor organización por las empresas de farmacias para que se puedan adquirir los medicamentos sin tanta agonía.