Al contrario de lo que han hecho tantos escritores buenos y malos en todos los tiempos, nunca he idealizado el pueblo donde nací y donde crecí hasta los ocho años
Hay cuentos que se repiten en el mundo entero, siempre del mismo modo, y sin que nadie pueda nunca establecer, a ciencia cierta, si son verdades o fantasías ni descifrar jamás su misterio. De todos ellos, tal vez el más antiguo y recurrente lo oí por primera vez en México
Había sido el viernes más cálido de Ámsterdam y tal vez de toda Holanda en 152 años, y no era necesario sentirlo para saberlo. «Todo el mundo se ha vuelto loco», me dijo el servicial empleado del hotel, empapado de sudor dentro de su librea de paño. «Hasta las computadoras», dijo
Si las crónicas de navegantes y los cuadernos de bitácora dijeran toda la verdad, y no solo la verdad, serían textos ejemplares de literatura prohibida
De modo que sentí un soplo de consuelo al descubrir que aún quedaba alguien tan cerca de mi casa, cuyo único problema en este mundo era que Peggy le diera un beso
Me preguntan con frecuencia qué es lo que me hace más falta en la vida, y siempre contesto la verdad: «Un escritor»
Cuando uno escucha un disco o lee un libro que le deslumbra, el impulso natural es buscar a quién contárselo
La vida de los escritores está llena de las obras que nunca escribieron, y que tal vez en muchos casos hubieran sido mejores que las que se escribieron