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Valentina, el oro de Franco

El arquero cubano terminó este miércoles su actuación olímpica, el mismo día que nació su hija en Pinar del Río

Autor:

Norland Rosendo

París.— Hugo Franco dijo adiós al torneo olímpico clavando su última flecha en la diana de las esperanzas. Cayó en 16vos. de final ante el chino Yan Wang, pero se va contento, porque una medalla de oro lo espera en Pinar del Río.

Casi simultáneamente con su último flechazo en la Ciudad de la Luz nació su hija Valentina, presea familiar que compensa sacrificios, en medio de desventuras personales que a cualquier otro le hubiera impedido tensar el arco en unos Juegos Olímpicos.

El muchacho de Pinar del Río se había ubicado en la posición 21 el pasado sábado, cuando se efectuó la ronda de ordenamiento. Ayer, en el primer match de eliminación directa superó al mexicano Bruno Martínez por 7-3 y entró en el grupo de los mejores 32.

Entonces admitió ante la prensa que había estado tenso, con nervios. «Un escenario así, con capacidad para 8 000 personas, aunque no estuviera al tope, impresiona».

Iba a su segunda ronda de la jornada. Igual, de todo o nada. Aunque para él, sin complacencia ni triunfalismos, ya había más de lo primero.

En este antiquísimo deporte los asiáticos se ufanan de puntería endemoniada y nervios acerados, pero Hugo, al decir de su entrenador, tiene potencial para partir en dos el mismo blanco, solo que necesita fogueo, competencia.

Empezó delante en el duelo con el asiático, pero este reaccionó rápido, seguro, afinando su puntería, y asumió el control. Al final se impuso 6-2.

Franco se despidió con un nueve, muy cerca del justo medio. Hay confianza y futuro. Volvió a hablar del escenario, la gente. Se sintió más relajado tirando las flechas.

«De París me llevo lo positivo. Cuando parecía que era imposible, clasificamos para estas olimpiadas». Ya tiene para contarle a su hija cuando nazca que estuvo en unos Juegos Olímpicos, pero Los Ángeles no parece lejos para sus dardos.

«Hay que seguir trabajando fuerte, sé que puedo hacer mejores puntuaciones, aunque en tecnología no esté totalmente en igualdad de condiciones», me dijo un rato después de concluido el evento.

Tras unos años duros, de pérdidas familiares que quiebran las flechas emocionales, Hugo enfunda, por ahora, su arco. Lo espera en casa una medalla de amor paternal y desvelos nocturnos, pero en París envió un mensaje con su último disparo: Franco sueña también con la gloria olímpica.

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