Anais (der) recibe el premio como atleta más destacada en la categoría 14-15 años Autor: Hugo García Publicado: 12/07/2024 | 03:01 pm
Matanzas.- No creo que otro deporte vincule tanta adrenalina y arte como el clavado. Es bello y precisa de mucha concentración. En un segundo pueden naufragar decenas de horas de duro entrenamiento, si falla algo, porque cada salto es un desafío desde el despegue, elevación, ejecución y entrada al agua. Los jueces tienen ante sí un amplio espectro evaluativo en los pocos segundos de la caída libre del atleta.
La Eide Luis Augusto Turcios Lima, de Matanzas, acoge desde hace ya varios años las competencias de los Juegos Nacionales Escolares. Su piscina, con varios trampolines a uno y tres metros, y la plataforma para competir en cinco o diez metros, cuenta con las condiciones óptimas para estos encuentros.
Allí, con jornadas soleadas y de intenso calor, alrededor de 70 niños y jóvenes sueñan con ganar algunas de las medallas.
Entre ellos destaca la holguinera Anais Negret Terrero, de 14 años de edad, fue la más sobresaliente de los juegos en la categoría 14-15 años femenino. Ella fue la ganadora de las medallas de oro en el trampolín de un metro (274.40 puntos) y en el de tres metros (281.00 puntos), mientras que en la plataforma se alzó con el bronce (237.35 puntos).
«Desde los seis años empecé en el clavado en la Eide Pedro M. Díaz Cuello. Yo sabía nadar bien y un día mi mamá me llevó a la Eide y el profesor me preguntó si quería hacer algunas tiradas, probé y me motivé mucho, mi mamá me preguntó si quería practicarlo y le dije que sí», recuerda Anais.
Su mamá, Yulién, practicó esgrima, y su papá, Edilberto, balonmano, por lo que la vocación deportiva entró por casa.
Anais Negret Terrero. Foto: Hugo García
«En los juegos pioneriles obtuve el cuarto lugar en trampolín de un metro. Luego en 2019 en los Juegos Escolares Nacionales, aquí en Matanzas, gané oro en trampolín de un metro, plata en la plataforma de tres metros, y cuarto lugar en el trampolín de tres metros», menciona Anais.
«En los Juegos Escolares Nacionales del 2022, en la categoría 12-13 años, gané el oro en el trampolín de tres metros, plata en la plataforma de cinco metros y plata en el trampolín de un metro», nos dice esta adolescente que ahora integra el equipo nacional juvenil y estudia en La Habana.
«Me encanta el trampolín de un metro, es el que más me atrae, y aunque es el más breve de los saltos no por ello deja de ser exigente», comenta Anais.
Su entrenador, Luis Cruz Sánchez, al frente de la selección nacional juvenil, refirió que Anais lleva tres meses en el equipo nacional, con metas para el próximo cuatrienio: «Es una niña fuerte y tiene muchas perspectivas a mediano y largo plazo», precisa el entrenador, al agregar que en estos juegos se priorizó el dominio de la técnica, para después aumentar los grados de dificultad de los saltos.
Resaltó Cruz Sánchez la disciplina y entrega de los atletas, y la organización del torneo.
El granmense Yoanner de Jesús Rivera Fonseca, de Bayamo y con once años de edad, conquistó el oro en la plataforma masculina (197.05 puntos) y la plata en trampolín de un metro (165.25). Este pequeño empezó con apenas cuatro años de edad en esta disciplina y forma parte del proyecto de desarrollo del clavado en la Eide matancera.
«Siempre me llamó la atención este deporte, porque lo veía por la televisión y mi mamá lo practicó», nos dice, quien compite en la categoría 10-11 años.
Yoanner de Jesús, quien competirá también en trampolín de tres metros, asegura que prefiere la plataforma, porque le da más posibilidades en los saltos, para hacerlos más complejos. «Entrenamos doble sesión, por la mañana y por la tarde. En estos juegos son nueve saltos y si hacemos bien los clavados, nos suben el grado de dificultad», añade el granmense.
Yoanner de Jesús Rivera Fonseca. Foto: Hugo García
Por su parte el habanero Héctor Herrera González, de 10 años de edad y estudiante de la Eide Mártires de Barbados, ganó el oro en el trampolín de un metro (172.70 puntos) y la plata en la plataforma. Natural del municipio Arroyo Naranjo, desde los ocho años su tía-abuela Clara Elena Bello le inculcó el amor por este deporte, en el que quiere llegar al equipo grande.
Héctor Herrera González. Foto: Hugo García