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El «escarabajo» de Yabazón

Ángel Luis Pupo, ciclista holguinero, se ha especializado en el mountain bike y la escalada de la ruta

Autor:

Nelson Rodríguez Roque

«Creo que sería la persona más feliz de este mundo», declaró a la prensa Ángel Luis Pupo, en pleno 3er. Challenger Escambray de Mountain Bike, aludiendo a un posible primer puesto en la clasificación general de ese certamen en 2024.

Teniendo en cuenta que bastante había llovido desde sus participaciones en las Rutas del Che de 2018 y 2019, igualmente desarrolladas en esos parajes, y con un segundo puesto en el giro de marras en 2023, para el holguinero ilusiones y expectativas pedaleaban junto a su esfuerzo.

Cargó en cada jornada su camelbak, mochila pequeña que contiene litro y medio o dos de agua, además de par de termos que llevó en la bicicleta. Y llenó los bolsillos de barritas magnéticas y plátanos fruta. Durmió en la intrincada geografía, resguardado por casas de campaña algunas veces y, de 8:30 a 9:00 a.m., inició las etapas, en las cuales el cambio de temperatura se percibe menos si la adrenalina es elevada.

Todo iba a pedir de bielas, hasta que «en la más compleja fecha de las cuatro este año para mí, la
segunda, se me rompió la bicicleta. Mis conocimientos como
mecánico me permitieron solucionar la rotura, la cual era para perder de 15 a 20 minutos y solamente fueron nueve. Un pedazo de madera entró directo al sistema de cambio trasero y partió una pieza de aluminio, que es clave para que cambie de velocidad».

Gracias a un amigo suyo de Sancti Spíritus, Yosandy Freyre, quien fue en su motor a su casa, a unos 80 kilómetros, y le hizo una pieza nueva, a fin de que pudiera arrancar al otro día. Para completar esa jornada hizo un arreglo rápido: cortó cadenas, sacó el componente averiado y lo puso fijo. No obstante, tuvo que bajarse en varias lomas y correr tramos, y terminó quinto.
Siempre ha amado el ciclismo, el cual empezó a
practicar en la comunidad rural de Yabazón, donde reside, al emplear una bicicleta que le compró su abuelo paterno, a los 17 años: «Este deporte ha sido lo mejor que me ocurrió. Mi padre me ayudó a aprender de mecánica y me condujo en los primeros pasos deportivos. Mecánicamente, un equipo de ciclismo y el de mountain bike no se diferencian demasiado. Son casi iguales, con la única peculiaridad en las ruedas, un poco más gruesas en la segunda modalidad. Los cuadros se parecen, y se usan bastante los de fibra de carbón, que disminuye el peso».

Sentía que podía ser ciclista y llegó a entrenar en el elenco juvenil de la EIDE holguinera. Pero ya era tarde por su edad y no fue promovido. Luego estuvo un tiempo inactivo y regresó a los 22 años. Retornó en serio en 2017 durante el Clásico Baracoa-La Habana con el plantel de Holguín.

«Corrí también en 2018 y 2019, y en 2020 la pandemia, desgraciadamente, causó la suspensión de todo. En 2023, tras renovarse el año anterior, tomé parte en la Vuelta a Oriente, en la que gané la primera etapa y el apartado de montaña. Y además estuve en la del Centro, en la que terminé tercero en la clasificación general y contribuí al triunfo por colectivos de Santiago de Cuba», recuerda el campeón del Challenger Escambray de Mountain Bike 2024 de la general individual (7:48:06 horas), entre 50 competidores que largaron.

El año pasado acumulaba poco más de un minuto de diferencia sobre su más cercano rival, pero en la última etapa una persona ajena a la organización de la carrera, al perder Pupo su GPS (cayó a tierra) lo orientó hacia la derecha y perdió siete minutos. Tomó una ruta equivocada y se desvió dos kilómetros monte adentro.

«La topografía del Escambray es riesgosa y el mountain bike, como deporte, resulta durísimo. Avanzamos por lugares muy quebrados. Por ello hay que ir preparados, ya que un error te puede costar una rotura de la bicicleta o un daño físico. Pero las vistas son hermosas. El clima en todas las montañas es frío, y hay muchos ríos y paisajes en los trayectos, rodeados de vegetación. Al cuerpo se le exige siempre. La altura también se echa a ver, por ejemplo, se sube y se baja de forma constante, a través de difíciles accesos, algunos bien estrechos, y las lluvias deterioran los caminos», opina.

Se llevó la primera y tercera etapas, y en la cuarta, la última, que coincidió con su fecha de cumpleaños 29, salió muy bien e iba parejo con el ecuatoriano Jorge Brito y Brayan Mandín —campeón de la general en 2023—, mas de nuevo una piedra saltó y golpeó una parte importante de su bicicleta. Tuvo que detenerse a solucionar el problema, pero solo cedió dos minutos y logró ir junto a quienes venían detrás, hasta arribar cuarto, lo que le bastó para coronarse en Trinidad, en el casco histórico, en el Challenger 2024.

En su bici de mountain bike, una Vitoria española (29 de medida, la más grande y reservada para competiciones), ha montado junto a atletas de Canadá por siete o diez días, en sus estancias en Holguín, como Liam Bouchard y Anthony Bergeron, entre otros, que han participado en Juegos Olímpicos, y ellos han elogiado su nivel.

A su pasión ciclística, le añade sus aspiraciones de correr representando a Cuba: «Mi anhelo es ponerme las cuatro letras en el pecho, internacionalmente. Estuve en La Habana con la preselección nacional, con vistas a los últimos Juegos Centroamericanos y del Caribe, y me afectó un desgarro en los ligamentos del hombro izquierdo, así que regresé a Holguín. Siempre escucho mi cuerpo. Son varios años en el mountain bike y sé acerca del entrenamiento requerido. Asistir además a eventos de ruta me ayuda a enfrentar elevaciones, sin dudas».

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