Un nuevo capítulo de la polémica relación entre la corredora de medio fondo Caster Semenya y la World Athletics cerró sus cortinas con el dictamen del Tribunal de Estrasburgo, que concluye en la básica tesis, probada con un grueso número de pruebas, de que el máximo ente del atletismo mundial discriminó a la fuera de serie sudafricana apartándole de las pistas y permitiendo, además, una horrenda campaña mediática con todo tipo de críticas y mofas.
Ha sido un proceso sumamente largo que inició en el ya lejano 2009 con la famosa prueba de feminidad a Semenya y en el cual incluso el Tribunal
de Arbitraje Deportivo (TAS) falló en 2019 a favor de la entonces IAAF, aunque reconocieran que las medidas para medir los niveles de testosterona eran «discriminatorias». «La discriminación es un medio necesario, razonable y proporcionado para lograr el objetivo que persigue la IAAF de preservar la integridad del atletismo femenino en determinadas pruebas», argumentaron.
Sin embargo, Semenya, quien atravesó prolongados períodos de depresión y pasó de ser una estrella de las pistas a constituir blanco de burlas y no poder defender su supremacía en los 800 metros planos, no desistió en su empeño de encontrar la justicia y esta vez recibió un triunfo que ella misma cataloga como apenas una batalla ganada dentro del interminable litigio.
No obstante, Semenya reconoció mediante un comunicado la euforia que le provocó el fallo del Tribunal de Estrasburgo. «Significa mucho para mí. Siempre me he opuesto, y seguiré haciéndolo, a cualquier discriminación en el deporte. He sufrido mucho en manos de los poderes fácticos y me han tratado mal», aseveró.
Sin embargo, reconoció que «este es solo el comienzo». «Mi caso en el Tribunal de Derechos Humanos es contra el fallo dictado por el Gobierno de Suiza, y no por la World Athletics, pero esta sentencia seguirá siendo importante para todos los deportistas al arrojar dudas sobre el futuro de normas similares», explicó.
La World Athletics contestó de inmediato mediante otro comunicado: «Tomamos nota de la sentencia de la sala profundamente dividida del Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Seguimos opinando que los reglamentos sobre hiperandrogenismo son necesarios, razonables y proporcionados para proteger la competencia leal en la categoría femenina, como concluyeron el TAS y el Tribunal Federal Suizo».
En sus argumentos ante el TAS hace algunos años, el organismo que rige el campo y pista a nivel universal había aludido que una mayor proporción de testosterona (como posee Semenya) «aumenta un 4,4 por ciento la masa muscular, entre un 12 y un 26 por ciento la fuerza y un 7,8 por ciento la hemoglobina». O dicho en otras palabras, que Semenya corría en ventaja con respecto a sus rivales.
Este tema también ha encontrado un punto de auge en la posibilidad de que las atletas transexuales tuvieran igualmente la posibilidad de competir en las competencias del sexo femenino, aunque en este caso ya el factor «naturalidad» desaparecería. Son casos absolutamente distintos, pues la superioridad física con que nació Semenya y es algo totalmente fortuito.
La mayoría de los campeones en eventos deportivos lo son precisamente por poseer cualidades atléticas superiores, así como el talento, con el cual se nace o no. Y la sudafricana no eligió poseer elevados niveles de testosterona, por mucho que estos le favorecieran. Ojalá su caso reciba toda la justicia que merece y al menos Semenya trascienda como la legendaria deportista que pudo ser si las leyes no le hubieran tronchado su trayectoria.