Si fuéramos a hablar de naciones cafeteras, seguramente nombres como el de Colombia, Vietnam, Brasil, Indonesia, Etiopía o India saltarían con bastante facilidad para aquellos que conozcan al menos un poco sobre las grandes potencias en la producción de este grano con el que se crea una de las bebidas más populares del planeta.
En Centroamérica, Honduras y Guatemala son las mayores referencias en este sentido, pero resulta que, si bien ya no cuenta con la capacidad exportadora de antaño, El Salvador también es un país en donde la cosecha de variedades de gran calidad ha llegado a convertirlo en otra de las plazas ineludibles a la hora de hablar del tema.
Hoy en día, aquí se centran en mantener sobre todo la calidad por encima de la cantidad. Según datos de especialistas, la gran mayoría del café que se produce es del tipo arábica, un grano aromático y con una acidez que lo hace sumamente delicioso.
Cultivan el café en diferentes altitudes. Están los menos buenos, llamados también bajillos, que crecen entre los 600 y 800 metros sobre el nivel del mar (msnm). Luego hay otros de media altura (800-1 200 msnm), que contienen más matices y cuerpo. Finalmente, la joya de la corona es el de altura, que se siembra a más de 1 200 y hasta los 1 800 msnm, y se considera superior debido a que las plantas reciben menos estrés y mejor nutrición, lo cual se traduce en un sabor más exquisito.
Existen cafés nativos como bourbon, el pacas y el pacamara, este último resultado del cruzar el pacas con el maragogipe rojo. Además, se cultivan variedades como geisha, kenya, caturra, catuai o catistic.
Actualmente se cosecha café en seis regiones de la nación, cada una de ellas con su propia denominación de origen que sirve para certificar la procedencia y características de cada zona. Entre todas, la más célebre es la de Apaneca (Ilamatepec), pero también sobresalen las zonas de Alotepec (Metapán), El Bálsamo (Quezaltepec), Chichontepec, Tecapa (Chinameca) y Cacahuatique.
Si bien no tiene el mismo impacto mediático que el de otras naciones, los amantes de este mundo consideran al café cuscatleco como uno de referencia. Los elementos que más lo ponderan son su dulzura, su cuerpo y la forma en que, más allá del paladar, encanta al olfato de quien lo bebe.