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El boxeador que esquivó la muerte

¿Cómo el soviético Andrei Borzenko se convirtió en el mejor púgil de un campo de concentración nazi?

Autor:

Lianet Escobar Hernández

El Campeonato Mundial de Boxeo de Taskent está ya en su capítulo final y mientras las medallas se definen en la capital de Uzbekistán, otros premios también están en juego.

A propósito de esta cita global, el presidente de la federación internacional de esta disciplina (IBA, por sus siglas en inglés) quiso homenajear tanto a los campeones de ahora como a los del pasado, creando un galardón especial para aquellos con un espíritu de lucha particularmente destacado.

«Necesitamos recordar a los héroes del pasado del boxeo para crear el futuro de nuestro deporte. Una de estas personalidades destacadas fue Andrei Borzenko, boxeador soviético, campeón de la República Socialista Soviética de Uzbekistán, maestro de deportes, entrenador de honor y árbitro», subrayó Umar Kremlev, presidente de la IBA rusa, al tiempo que mencionaba también a figuras de la talla de Muhammad Ali y Roy Jones Jr, quienes también sirven de inspiración y ejemplo a los atletas actuales. 

Kremlev explicó que el propósito del premio es honrar la memoria del gran Borzenko, cuya historia de vida es digna de un filme épico. Así surgió el galardón especial «Por la voluntad de ganar», el cual será otorgado a partir de ahora a 25 boxeadores al final de cada mundial. 

La leyenda de Buchenwald

Andrei Borzenkose coló en la historia del pugilismo mundial desde las catacumbas de un campo de concentración nazi.

Había nacido en Taskent en 1920 y fue adiestrado en el arte de boxear por el estadounidense Sidney Jackson. Bajo la tutela de este entrenador fue doble campeón de peso pesado en su país natal.

Cuenta un artículo periodístico recogido en el blog especializado en temáticas deportivas boec.com, que antes de la guerra, el joven atleta había sido reclutado por el Ejército Rojo y posteriormente lo enviaron al frente, al estallar la Segunda Guerra Mundial en la Unión Soviética en 1941.

La historia recoge que, en medio de una batalla, Borzenko resultó gravemente herido en un brazo y en una de sus piernas, tras lo cual quedó inconsciente y fue capturado cerca del río Dniéper.

Borzenko recibió varios reconocimientos por su participación en la Segunda Guerra Mundial. Foto: @championat/ Twitter

Estuvo recluido en el campo de concentración de Stalag y luego de dos intentos fallidos de escape, fue enviado a la tristemente célebre prisión de Buchenwald, conocida en sus días por ser una suerte de sucursal del infierno en la Tierra.

Se cuenta que en las catacumbas de este lúgubre lugar eran organizadas batallas de gladiadores para deleite de los oficiales del nazismo. Fue allí donde el soldado soviético, comenzó a tejer, a puño limpio, su hazaña.

Pelea de alambre de púas

Borzenko se convirtió enseguida en el mejor boxeador entre todos los que participaron en estas peleas inhumanas debido a su frecuente e inusual habilidad para concluir sus combates por la vía del nocaut. Además, se alega que cuando era declarado vencedor, compartía con sus compañeros de presidio el pan y la sopa que ganaba como premio a su esfuerzo y destreza sobre el cuadrilátero.

Entre sus «víctimas» se menciona al presunto astro boxeador de todas las unidades de las SS, a quien llamaban Willy, un  campeón de peso pesado del Tercer Reich, a quien llevaron ante el prisionero soviético para darle una lección al enemigo.

El combate fue considerado una batalla de los nazis contra la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y se pactó a seis rounds de cinco minutos cada uno. Fue una batalla por la vida en la que Borzenko recibió bastante castigo de su avezado oponente durante varios episodios y, por si fuera poco, debió soportar además codazos y otros movimientos ilegales.

Así y todo, se las arregló para mantenerse en pie y finalmente conectó un sólido puñetazo a la mandíbula del germano y lo dejó fuera de combate. Acto seguido, la multitud se dispersó y a partir de aquel momento su nombre se convirtió en un símbolo de resistencia entre los presos de Buchenwald.

La gran mayoría de la información sobre Borzenko se conoce hoy por medio del escritor Georgy Sviridov y su libro El anillo detrás del alambre de púas, un texto nacido de conversaciones entre el propio boxeador y el autor, quien a su vez se convirtió en el primer presidente de la Federación de Boxeo de la URSS.

La historia de lo que realmente le sucedió a Andrei Borzenko entre 1941 y 1945 solo se conoce por sus propias palabras. Por lo que no han sido pocos los que, a lo largo de los años, han dudado de la veracidad de estas aventuras. Sea como sea, lo cierto es que sigue siendo un misterio el porqué los nazis no lo asesinaron aun cuando este mandó a la lona a su campeón.

Un sobreviviente invicto

En total, previo a su liberación en abril de 1945, Andrei Borzenko protagonizó dentro de los campos de exterminio más de 80 peleas en calidad de invicto.

Una vez libre, recibió propuestas para ir a Occidente, pero prefirió regresar con su familia a Uzbekistán, donde ingresó al instituto médico y llegó a convertirse en cirujano, y fue el primero en Taskent en realizar operaciones de corazón.

Solo mucho tiempo después, se decidiría a contar sus vivencias. Andrei recibió un premio por su participación en la Gran Guerra Patria, un triunfo del Ejército Soviético sobre las fuerzas de la Alemania nazi, que acaba de arribar a su aniversario 78.

Antes de su muerte en 1992, lastimosamente sumido en la pobreza, Borzenko participó en numerosas competencias como árbitro y juez lateral.

Sus proezas sobre el cuadrilátero son las que motivan actualmente a la IBA a aspirar que sus atletas no olviden a sus héroes.

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