Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

La ley ¿y el orden?

La confiscación del partido Isla de la Juventud contra Matanzas el sábado 12 de febrero tenía, además, otras soluciones en el reglamento que  no fueron observadas

Autor:

Roberto Díaz Martorell

Nueva Gerona.— José Yulier Herranz, presidente de la LNF cubana, subrayó a JR el pasado sábado 12 de febrero que la confiscación del partido entre Matanzas e Isla de la Juventud fue responsabilidad total de las autoridades locales, sin embargo no se agotaron todas las posibilidades incluidas en el reglamento a favor del fútbol.


La causa de la declaración del directivo fue la ausencia del total de efectivos de agentes del orden público en el estadio «El Rodeo» de Nueva Gerona (de cinco necesarios, solo había dos), hecho que los yumurinos esgrimieron para ganar, sin salir a la cancha, los tres puntos frente a los locales.


No obstante, en revisión profunda del reglamento de la Liga Nacional de Fútbol (LNF) se puede constatar en el artículo 10, inciso 1 lo siguiente: Las federaciones inscritas tienen la obligación de disputar todos los partidos íntegramente. Un texto totalmente a favor del juego y del espectáculo.


Más adelante, en el inciso 6 del mismo artículo, se alude a que es responsabilidad de cada federación garantizar la ejecución de cada partido y que estos pueden suspenderse, de manera parcial, y por casos de fuerza mayor, en los que la Comisión Organizadora de la LNF adoptará las medidas que estime necesarias.


Aclara el reglamento, en su inciso 7, que, si un participante se retira o no se puede jugar, o se abandona como resultado de un caso de fuerza mayor, el Comité Organizador puede ordenar que se vuelva a jugar y si las circunstancias del retiro son lo suficientemente graves, el Comité Disciplinario de Comité Olímpico Cubano podrá también tomar medidas adicionales, si fuera necesario aparte de perder el partido automáticamente. Eso no fue lo que sucedió en «El Rodeo».


Lo que sí pasó se relaciona con el artículo 18, inciso 20, que reza que de no existir la seguridad mínima en el estadio (de cinco a diez policías) y el personal médico con la ambulancia (o auto) a disposición de los equipos, el equipo sede podrá perder el partido, en caso de que se cometa una indisciplina o un hecho grave de lesión.


Lo anterior, no dice, ni literalmente, ni por interpretación, que se debía suspender el juego entre ambos conjuntos, solo aclara que, de suceder algún altercado, se adoptarán las medidas pertinentes.


Es cierto que los agentes del orden público llegaron tarde, pero estaban ahí a los 20 minutos después de la hora pactada, pero también es cierto que el resto de las garantías si estaban in situ. Se pudo jugar, lo quería los atletas, lo quería el público y lo quiere el fútbol.


Esa disciplina, bastante criticada en Cuba, no necesita subjetividades en detrimento de su desarrollo, al contrario. Al final, los parciales de los pineros y los amantes del fútbol nacional esperan, justamente, una reprogramación del partido (incluido también entre las opciones en el reglamento) y así los gastos por transporte, hospedaje, alimentación, serán entonces recursos que surtirán el efecto deseado.

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