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Niurkis Mora: la niña intranquila de la portería

Para ser guardameta, explica esta jovencita, se necesitan tres atributos: altura, inteligencia y locura, «porque recibir pelotazos no es algo que le guste a cualquiera»

Autor:

Javier Rodríguez Perera

Niurkis Mora nació el 6 de octubre de 1994 en Chivirico, Guamá, un pueblecito ubicado al sur de Santiago de Cuba, rodeado por la costa y conocido por su historia, describe con nostalgia, las manos entrelazadas y mirando al cielo, la portera titular de la selección cubana de balonmano en el lobby de la Escuela Superior de Formación de Atletas de Alto Rendimiento (ESFAAR) Cerro Pelado.

Antes de dedicar su vida completamente al deporte que hoy practica, entrenó voleibol de sala y de playa, atletismo, taekwondo y ajedrez, pero rápidamente se percató de que una niña hiperactiva como ella no podría llegar lejos en un juego tan sereno. Curiosamente, desde que comenzó en el balonmano lo hizo como arquera, jamás ha jugado en el campo, y eso se lo atribuye al temprano amor a su posición.

Expresa que algunos piensan que la portería es la posición más apacible en su disciplina, pero ella considera lo contrario. Primeramente, para ser guardameta, explica, se necesitan tres atributos que ha escuchado mucho de los entrenadores: alto, inteligente y loco, «porque recibir pelotazos no es algo que le guste a cualquiera».

«Realmente es una función muy compleja, que exige estar con todos los sentidos en función del juego y de posibles estrategias de mi equipo y de los conjuntos rivales; ser una estudiosa del arsenal técnico-táctico y tener picardía en determinadas situaciones para ganar la pelota», declaró.

A sus 25 años la santiaguera es la capitana del conjunto antillano y afirma que es una gran responsabilidad. «Represento a mi equipo aquí, en la escuela, pero en los entrenamientos somos 20 capitanas, es una especie de mandato abierto en la cancha, donde cualquiera puede requerir y también aconsejar u opinar sobre intereses del colectivo. Tener la función de capitana en este equipo no es tan exigente, porque mis compañeras son muy unidas y disciplinadas y eso es muy meritorio».

Niurkis tuvo en 2019 un año muy emocionante, con logros personales y colectivos que la estimulan a entrarle al 2020 con más ambición. Entre sus aspiraciones está lograr un contrato en una liga profesional, pues estima que tanto ella como otras jugadoras del plantel tienen la madurez para involucrarse en ese nivel. «El equipo cubano necesita que sus atletas  se nutran del balonmano actual, sobre todo del que se juega en Europa. En mi caso asumiría ese compromiso para llenar los vacíos que me faltan como atleta de alto rendimiento».  

—En los Juegos Panamericanos de Lima el pronóstico de medalla lo tenía el conjunto varonil. Sin embargo, sucedió lo contrario y fueron ustedes las que retornaron con una presea, un metal de bronce muy valioso.

—De ese evento hay tantas cosas lindas que contar. Imagínate que el primer juego de la fase de grupos fue ante Brasil, un rival bien poderoso contra el que debíamos dar el extra cada una de nosotras. Realmente teníamos una espina bien grande con sus jugadoras, porque en 2016, en el Torneo de Cuatro Naciones que se organizó en ese país, perdimos de manera abrumadora con ellas 9-54, pues presentaron a sus principales atletas contratadas en ligas de nivel.

«Esa derrota nos dolió mucho, más que todo por la forma en que perdimos. Por eso teníamos que darle un partido en Lima lo más reñido posible. Se entrenó bien fuerte y el desempeño en la cancha dio sus frutos, pues caímos 20-29, gracias a una batalla dura todo el tiempo. Incluso vimos al entrenador brasileño sorprendido, nervioso, golpeaba el suelo a menudo. Detuve 14 pelotas a jugadoras consagradas.

«Después de ese partido las cosas iban a marchar mejor y eso demostraron los triunfos ante Puerto Rico y Canadá. En semifinales cedimos contra Argentina y entonces todo estaba listo para enfrentarnos a Estados Unidos en la discusión del bronce. Desde el mismo inicio las norteamericanas tuvieron un notable apoyo desde las gradas y eso, la verdad, nos calentó la sangre y nos impulsó a luchar por el triunfo a toda costa.

«Mis compañeras jugaron bien agresivas, concentradas en el propósito y conscientes de que una derrota ante las estadounidenses no podía ser posible, y no lo fue, pues ganamos por un gol, 24-23, y así obtuvimos la tercera medalla para un elenco femenino en la historia de los Juegos Panamericanos. En papeles los pronósticos fueron de quinto o sexto lugar, pero internamente, impulsadas por el resultado en el Clasificatorio al Campeonato Mundial, efectuado en México, nos sentíamos con el potencial de lograr la medalla de bronce y el colectivo técnico también apostó por eso.   

«Te confieso que ese resultado es algo muy grande para todas mis compañeras, pues en los inicios de la preparación del actual ciclo olímpico estuvimos un curso fuera del Cerro Pelado, sin concentración, se hablaba de que el equipo nacional desaparecería porque no existía ninguna posibilidad de obtener triunfos importantes en torneos internacionales. Lamentablemente existieron personas que no confiaron en nosotras, pero esa desconfianza, precisamente, fue el motor impulsor para que nuestro deporte tuviera en 2019 una temporada positiva».

—En diciembre participaste en tu segundo campeonato mundial, en Japón, donde en el plano individual y colectivo llegaron reconfortantes recompensas. El objetivo de superar la actuación precedente se cumplió.

—Esta edición la sentí como mi primer mundial. Creo que el equipo tenía mayores posibilidades y en mi caso ya era la portera titular. Desde el inicio nos propusimos mejorar el lugar 23 y lo cumplimos, después de atravesar una fase de grupos superdifícil, en la que no pudimos ganar, y nos enfrentamos con tres países medallistas mundiales: Serbia, Noruega y Holanda, que al final se llevó el título del torneo.

«Créeme que siento un orgullo grandísimo tras haber jugado contra las actuales campeonas, al igual que ante el conjunto noruego, pues todas sus jugadoras son de élite y tienen una pivote, Heidi Loke, considerada entre las dos mejores del mundo. El balonmano europeo es de avanzada y lo pudimos constatar en casi toda la clasificación.

«En el primer juego nos medimos con Noruega y lo tomamos como una clase de una hora de lo que es nuestro deporte en la actualidad. Ya en el siguiente ante Serbia fue como poner en marcha lo aprendido y en lo personal recibí una bonita noticia. Fui elegida la Mejor Jugadora del partido y nunca pasó por mi mente que recibiría ese reconocimiento. Tras concluir el choque entré a internet y vi las fotos publicadas por la prensa del certamen. Ahí estaba yo muy emocionada, sonriente, como siempre estoy.

«Al conocer eso, muchas fueron las cosas que pasaron por mi cabeza, pues no es poco el sacrificio que hacemos durante cada entrenamiento en un tabloncillo en condiciones desfavorables, alejada de mi familia de Santiago de Cuba por tanto tiempo. Más reconfortada me sentí cuando cumplimos el objetivo y terminamos en el lugar 21.

«Por cierto, el encuentro que nos dio la ubicación final, que concluyó con triunfo para nosotras, fue bien sufrido para ambos equipos, con pizarra de 33-31, definido en penales. Tuvimos en contra la lesión de Eyatne Rizo, una jugadora clave en las aspiraciones, y por ella redoblamos el sacrificio en pos de la victoria».

—En Japón te enteraste de tu elección como Mejor Atleta Femenina en Deportes Colectivos de Cuba. Ya me comentabas que nuevamente fue una noticia sorpresiva.

—No estaba pendiente de eso, para qué mentirte. El mundial captaba toda mi atención. Sin embargo, hubo un periodista que sí me estuvo informando a medida que progresaba la noticia, desde la nominación hasta la elección. Cuando me enteré, esperé un rato para compartirlo y luego descubrí que el comisionado nacional, Franklin Guevara, sabía los detalles pero no me dijo nada para que no desviara mi atención del importante evento en el que jugaba. Mis compañeras y entrenadores me felicitaron, se sintieron identificados con mi reconocimiento.

«Después, ya más calmada, me pregunté por qué había merecido yo esa distinción. Fue lindo hacer un recuento de mis actuaciones durante 2019, tanto en el NorCa —clasificatorio al mundial—, los Juegos Panamericanos y el Campeonato Mundial, así como en cada jornada de entrenamiento. La misma sorpresa que recibí cuando me dieron el reconocimiento en el juego ante Serbia la viví con esta noticia. Orgullosa de que tantas cosas bellas me hayan pasado en 2019». 

 

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