Rigoberto Rosique. Autor: Hugo García Publicado: 24/08/2019 | 06:54 pm
Matanzas.— El 26 de agosto de 1969 se discutía el primer lugar del Campeonato Mundial de Béisbol entre Cuba y Estados Unidos, en Quisqueya, República Dominicana. Los cubanos y estadounidenses llegaban a ese partido empatados con nueve juegos ganados.
Un verdadero hervidero de ansiedad y compromiso se vivía en el equipo y en la Isla. Los peloteros antillanos sabían que Fidel los seguía en cada jugada desde los entrenamientos, por las noches los visitaba y se preocupaba por cada atleta.
A 50 años de esa gesta del deporte cubano, JR conversó con tres de sus protagonistas: Félix Isasi, Rigoberto Rosique y Gaspar «El Curro» Pérez.
Estos tres matanceros literalmente trajeron la victoria para Cuba. Isasi con su toque, Rosique con el hit de oro y El Curro con su bateo oportuno y picheo ganador.
«Me tuviste todo el tiempo caminando de un lado para otro», le dijo Fidel a El Curro en el aeropuerto internacional José Martí, al recibir al equipo tras la histórica victoria.
De visita en su hogar del barrio de Versalles, El Curro nos recibe con varias fotografías junto al Comandante en Jefe durante el apoteósico recibimiento en La Habana: «Toda Cuba disfrutó aquel triunfo, pero nadie como Fidel», recuerda el Héroe de Quisqueya, apelativo con que lo elogió el líder de la Revolución.
El Curro bateó de 11-6, de los diez juegos del equipo lanzó en cinco y ganó cuatro; en total tiró 25,2 entradas y promedió 0.35 de carreras limpias.
«A mí no me gustaba pichear, porque después estaba varios partidos sin jugar, a mí me gustaba la actividad, jugar a la defensa y batear», confiesa El Curro.
Félix Isasi, el habilidoso segunda base de la bola escondida, recuerda aquel toque de bola de sacrificio, polémico porque era un pitcher zurdo y ponía el juego en dos out: «Toqué bien, aunque hubiera preferido batear, pues me encontraba bien, pero la victoria era lo primero», nos dice Isasi, quien atesora también momentos únicos junto al Comandante en Jefe.
«A mí, Servio Borges me sorprende con la jugada del toque de bola con Isasi, para dejarme batear frente al zurdo Larry Osborne, que había dado muchos ponches. Me tocaba decidir y le di la línea por encima de segunda al primer lanzamiento», confiesa Rosique, quien añade que él le bateaba bien a los zurdos.
«Yo analicé al lanzador norteamericano desde que estaba en el calentamiento, observé cómo hacía los movimientos cuando tiraba la recta y la curva, y finalmente le conecté el hit a una curva», sonríe Rosique, orgulloso de haber compartido instantes inolvidables junto a Fidel y de haber empujado la carrera de la victoria.
Los tres expeloteros matanceros representan hoy una bandera del tesón y la unidad para las nuevas generaciones. Coinciden en que fue decisiva la preocupación constante de Fidel desde los días de los entrenamientos, la partida hacia República Dominicana y luego durante el campeonato. Por eso, nada más justo que en el aniversario 50 de aquella victoria podamos nombrar a Fidel como otro de los Héroes de Quisqueya.