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Tony García Acuña: El de alas en los pies

El mejor corredor de la modalidad de fondo del patinaje cubano se retira de las pistas. JR conversó con el capitalino a propósito de su decisión

Autor:

Lianet Escobar Hernández

Pregunté por él nada más llegar al patinódromo. Alguien me indicó que él estaba allí, «rodando» sobre la pista de asfalto. Me fui en esa dirección, buscando a un patinador a quien solo había visto en fotos, vestido con un casco y con los ojos ocultos detrás de espejuelos oscuros.

Pero aquel hombre de zapatos rodantes no tenía idea alguna de nuestra cita, claro, porque no era él al que pretendía entrevistar, sino a Antonio García Acuña, Tony, quien hacía tiempo observaba mi impaciencia desde las gradas y reía, sabiéndose el perpetrador de una broma muy buena.

Así, con el humor criollo que caracteriza a los cubanos comenzó el diálogo de JR con la principal figura del patinaje en la Isla, un hombre capaz de volar bajito sobre el asfalto.

—A los cinco años empezó todo. ¿Qué recuerdas de ese inicio?

—Recuerdo que mi llegada al patinaje fue algo fortuito porque nunca hubo una tradición familiar. Un día una vecina nos llevó a la Ciudad Deportiva a patinar y un señor nos indicó dónde estaban dándoles clases a los niños del patinaje y así empecé. En el primer momento fue una forma de recreación y luego algo que nunca más he podido dejar de hacer.

—¿Qué tan complicado fue para ti entrar a la selección nacional de patinaje, teniendo en cuenta tus características físicas?

—Septiembre de 1999, ese fue un momento muy importante para mí porque a mis 15 años había tenido que sortear muchos obstáculos para alcanzar esa meta debido a mi tamaño.

«Además, sufro una desventaja para los patinadores, que es que tengo el tronco más grande que las piernas, por tales motivos tuve que enfrentarme a varios detractores, personas que decían que no iba a lograr ser patinador. Este año cumplí dos décadas en la selección nacional».

—Hay medallas que tienen connotaciones especiales, ¿cuál es la que atesoras con mayor cariño?

—Los Centroamericanos de Cartagena en 2006 marcaron un antes y un después en mi carrera, ahí obtuve dos medallas de bronce, al igual que Dairon Pineda, mi compañero de equipo por muchos años y velocista del equipo nacional que conquistó una, ese es un resultado que no me gustaría olvidar, porque fueron las primeras medallas centrocaribeñas del patinaje cubano, algo histórico. También está la presea de plata en la cita de Veracruz en 2014.

—¿Qué crees que le falta al patinaje que se practica en Cuba para ganar en adeptos?

—Dicen que el patinaje en Cuba no tiene desarrollo o reconocimiento porque es un deporte muy caro, yo digo que un par de patines para nosotros sale más económico que una bicicleta para el ciclismo, que es un deporte más costoso aún y sin embargo tiene muchos más resultados y masividad.

«Pienso que es un problema de todos y me incluyo, no hemos hecho las cosas correctas ni necesarias para que hoy en día el patinaje tenga el poder de convocatoria y la popularidad que debería tener en la población, hay muchos niños que patinan hoy por toda las ciudades de Cuba y no hemos logrado atraer a esos niños a la pirámide del alto rendimiento.

«Tampoco creo que sea cuestión de falta de talentos, si lo fuera, no hubiéramos podido tener los resultados que hemos tenido casi sin insertarnos en el circuito mundial, creo que lo que debemos es redireccionar el rumbo de las estrategias que empleamos».

—Dentro de pocos días estarás compitiendo en Barcelona en los Juegos Mundiales de la disciplina. ¿Qué esperas de ti en ese evento?

—Los Juegos Mundiales de Barcelona, aunque nadie me cree, van a ser mis últimas competencias, de hecho, mi participación se debe a una invitación que recibí de la Federación Internacional por motivos del retiro, algo que agradezco.

«Lo que aspiro en esta justa es disfrutar, creo que está muy lejos una medalla para mí pero sí el poder deleitarme plenamente con el torneo, observar mejor las carreras y ser más participativo con el desempeño de mis compañeros.

«Será un orgullo competir al lado de tres muchachos como Haila Brunet, Adriana Cantillo y David Quintero».

—¿Por qué el retiro a los 35 años y no antes, o por qué no después?

—Uno se retira cuando quiere, no cuando debe, mi retiro estaba pronosticado ocho años atrás y el escenario ideal hubiera sido la plata centroamericana de Veracruz, pero tenía ganas, creo que uno debe seguir mientras tenga ambiciones.

«Ahora las ansias pasaron y quiero hacer otras cosas. No tengo deseos de seguir para lograr un resultado personal sino para obtener méritos colectivos, hoy necesito hacer por el patinaje más que por mí, por eso me retiro».

—Pero lograste el cupo para incluir a Cuba en los Juegos Panamericanos de Lima, ¿por qué entonces no llegar a ese escenario para colgar finalmente los patines?

—Me hubiera encantado retirarme en los Panamericanos y entrené para ello, en noviembre pasado fui al clasificatorio y logré hacer el cupo para Cuba, pero clasifica el país no un nombre y aquí en los controles tuve un rival demasiado bueno, David, un contrincante joven que además de mi compañero de equipo es mi discípulo, mi amigo, alguien a quien admiro mucho y que se merece estar en los Panamericanos en mi lugar, porque me lo ganó en la pista y no con fuerza, sino con inteligencia.

«Muchas personas creían que me merecía ir a Lima y retirarme allí, pero no estoy de acuerdo con eso, yo también tuve 21 años y creo que a los atletas hay que darles su oportunidad cuando se la ganan, pienso que haberme llevado hubiera sido una decisión injusta y para nada estratégica con el muchacho.

«No estoy decepcionado, yo digo como Buena Fé: “es preferible quien lo intenta y no ha llegado, que quien blasfema pero nunca va intentando”, para mí el haber hecho todo por intentar estar en los Panamericanos ha sido la mayor alegría».

—¿Qué piensas que puede pasar en Perú con esta representación tan joven de patinadores?

—Te puedo asegurar que los que van a Lima se han entregado muchísimo, pero el resultado que puedan lograr es muy fortuito, lo mismo pueden traer una medalla que quedar entre el sexto y el octavo lugar.

«Para ellos estar entre los cinco primeros de América sería un muy buen resultado, ya coger una medalla es algo inaudito, no ha pasado nunca, además, el nivel de América con Colombia, México, Chile, Argentina, Ecuador, es demasiado fuerte».

—¿Qué hará Tony García después de dejar las pistas como atleta?

—No me retiro de patinar, eso es imposible, yo solo sé patinar, no sé jugar pelota ni fútbol, voy a continuar con lo que he estado haciendo hasta ahora, ayudar al desarrollo del patinaje infantil en Cuba y dedicarle el tiempo que no podía brindarle cuando llevaba a la par mi carrera, y también voy a patinar para mí, hacer lo que quiera patinando, sin tener que cuidarme tanto.

—¿Cuál es el secreto de una carrera tan prolífera?

—Es un secreto a voces, la disciplina, entregarse, pensar, cultivarse, ser un atleta en la pista, en las gradas, en una fiesta, en la casa, ser un deportista en todo momento.

—¿Qué legas a las futuras generaciones?

—Si me piden un consejo para los patinadores del futuro no podría ser exacto, creo que los consejos se los he ido dejando día a día, patinando. La mejor lección es que lo intenten siempre y se convenzan de que nunca es tarde para llegar, que no se queden lamentando un resultado, pero que tampoco se conformen y permanezcan disfrutando uno bueno, porque siempre se puede más.

—¿Agradecido?

—Sí, claro. No puedo ser ingrato con los tantos entrenadores que llevo en la memoria, desde el profe Tejeda en mis inicios hasta Manuel Paneo y el inolvidable Roberto «Chocolate» Herrera, un hombre que me enseñó a no rendirme , de ahí que por insistencia mía el Campeonato Nacional infantil, un torneo que tiene 13 años funcionando, lleve su nombre.

«Y no puedo obviar a las personas más importantes de mi vida que son mis padres. Les quiero agradecer públicamente sus esfuerzos porque hoy patino con los mejores patines del mundo pero en los años 90, a pesar de la situación que vivía el país, nunca dejé de patinar gracias a su apoyo. Mi reconocimiento va para ambos, pues sin ellos estaría hoy a mitad de camino, yo hice una parte, la otra mitad de mi carrera profesional la han hecho papá y mamá».

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