Yunieski Larduet, jardinero central de los tuneros, fue una de las figuras importantes en el decisivo triunfo frente a los Cardenales de Lara venezolanos. Autor: Roberto Morejón Rodríguez Publicado: 10/02/2019 | 12:21 am
CIUDAD DE PANAMÁ.— Pablo Civil dudó en poner a Lázaro Blanco ayer. Dudó durante varias horas y dijo ante la prensa al bajarse del ómnibus que el abridor no sería Blanco. Pero Pablo recapacitó. Se enfocó en que no habría domingo sin sábado, e hizo lo único que podía hacer: darle la bola al mejor pitcher que tiene en su equipo.
El derecho de Yara ganó su segundo partido en una semana, único que ha podido salir triunfante. No le marcaron ni una carrera en 11 episodios y sería injusto que no lo nominen para el premio de mejor pitcher derecho del Todos Estrellas. Que los Leñadores hayan llegado al choque por el oro en la edición 61 de la justa regional, se debe, fundamentalmente, a él y a Alfredo Despaigne.
Ayer Blanco hizo su calentamiento en tiempo. Tiró 30 pelotas en el bullpen y cuando estaba listo, caliente, llegó una noticia que fue la culpable de que no abriera bien, 20 minutos después del horario previsto para empezar el juego.
El cambio de horario debido a problemas con los uniformes de los Cardenales de Lara no fue anunciado oportunamente a la dirección del elenco insular, y Blanco, paciente, enfocado en su misión, no se desconcentró. Otro en su lugar hubiese reaccionado diferente.
Los Pájaros Rojos, que la noche antes habían caído ante los Charros de Jalisco, un resultado que les comprometió la clasificación, no pudieron aprovecharlo en el primer capítulo cuando le ligaron dos hits y un boleto con un out. Blanco entró en ritmo y sacó el cero.
Con cuatro días de descanso y, ese desajuste inicial, el espigado pitcher, que confirmó a JR que dentro de poco fichara con el equipo de Chiriquí en el béisbol de Panamá, demostró que es un verdugo en series del Caribe. Se excedió en pitcheos (113 en 5.0 innings, de ellos 71 strikes), pero mantuvo su táctica: «poner la bola en la zona baja, que los rompimientos no se me quedaran altos y control y concentración, en eso baso mi trabajo; además aquí la bola no camina, eso ayuda a los pitchers, los batazos de día se paran en el aire».
Ayer le recibió Oscar Valdés, un joven con el que no ha integrado batería nunca, pero dijo que se había sentido cómodo con el habanero.
Valdés fue uno de los cambios que introdujo Pablo en el line up, y calzó los arreos por Yosvani Alarcón, quien ha tenido un campeonato desafortunado: cinco ponches y de 10-0; también le dio entrada a Carlos Benítez como camarero y movió a Jorge Enrique Alomá para las paradas cortas. «Necesitábamos ofensiva», argumentó el estratega al explicar los movimientos en la tanda ofensiva.
Benítez se embasó las cuatro veces que compareció al cajón de bateo, una por imparable y las demás por base por bolas. Un hombre que compiló por encima de .400 en las dos series anteriores y cuya disciplina en home es junto a la de Cepeda de las mejores en esa selección, no merecía estar tanto tiempo en el banco. Como había declarado a JR recientemente, esperaba su momento con calma. Y llegó.
Uno de sus boletos sirvió para empujar una de las dos carreras del tercer capítulo; la primera fue remolcada por Despaigne, que llegó a cinco y empató con el mexicano Víctor Mendoza en el liderato de ese acápite ofensivo (sin sumar los números del juego de anoche).
En el capítulo inicial, el alto mando de los Cardenales optó por lanzarle al cuarto bate cubano con corredor en tercera, dos outs y la primera desocupada. La decisión le salió bien. Quiso repetirla en el tercer episodio en situación semejante y Despaigne le sonó cañonazo al bosque izquierdo.
«Cuando lo pedí de refuerzo varios se me acercaron para criticarme, pero ahí está la respuesta. Él es el mejor pelotero que tenemos en Cuba en estos momentos. Cada vez que me den la oportunidad lo voy a pedir», comentó Pablo al referirse al granmense.
Venezuela sabía que este no iba a ser un juego fácil para ellos. Tenían enfrente a Blanco, y desde el capítulo de apertura trataron de evitar las anotaciones de los cubanos. En una jugada no usual en esa entrada cerraron el cuadro, para frenar a Jorge Yhonson y Cepeda. El hecho de que adelantaran la defensa interior confirmó que había tensión en la banca morocha.
Y si de un lado había preocupación, por el otro era un buen augurio que el hombre proa comenzara cumpliendo su función de llegar a la primera almohadilla. Cuando Larduet está en circulación, las opciones de anotar se disparan por sus habilidades para moverse en el sendero.
Fue el primero de sus tres cohetes de la tarde, y se quedó a 90 pies del home, que para él parecen menos. En el tercero volvió a disparar incogible y con los rodados por tercera y primera de Johnson y Cepeda, respectivamente, se coló en tercera, desde donde lo fletó Despaigne.
Y gracias a sus piernas, los Leñadores pisaron nuevamente la goma en el sexto. Después que conectara su último imparable de la tarde, avanzó con roletazo del segundo hombre en la tanda y se lanzó al robo de la antesala, el cátcher tiró mal y siguió, raudo y feliz, para el home.
Las puertas de la final se comenzaron a abrir para los Leñadores entrada la madrugada de ayer cuando México doblegó a Venezuela por 9-4. Dice Civil que puso a sus muchachos a ver el juego, «pongan su mente y su fuerza para que ganen los Charros, que si nos dan una oportunidad, vamos a aprovecharla».
Por entonces, el director de los actuales campeones nacionales no sabía si darle la bola a Blanco o al zurdo Yoanni Yera, quien fue empleado como primer relevista. Yoelkis Cruz, Yudiel Rodríguez y Raidel Martínez, por ese orden, completaron la blanqueada.
Esta es la victoria 24 con 9 derrotas de Cuba ante Venezuela en estos eventos, según el estadístico Wilber Rodríguez Vera; en la primera etapa 1949-1960 (21-4) y a partir de 2014 (3-5). Dos de los últimos triunfos han ido a la cuenta de Blanco.
Sin embargo, los Leñadores no se pueden descuidar, este sábado dejaron a 13 corredores en base y si hasta ahora les había costado acumular hombres en circulación no remolcarlos podría comprometer sus aspiraciones de confirmar que Panamá es plaza para los cubanos. Las tres series del Caribe efectuadas aquí las han ganado clubes de nuestro país y los tuneros tienen ahora una excelente oportunidad de mantener la racha.
Para el partido de hoy Pablo anunció a Freddy Asiel Álvarez, que lanzó un excelente partido ante los Cardenales el miércoles, pero perdió 0-1. Busca todavía su primer éxito en cuatro asistencias a la llamada Serie Mundial Latinoamericana. ¿Será el encargado de la apertura o el mentor tiene alguna carta debajo de la manga para volver a poner en tres y dos a la prensa?