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Cuba podría pensar en París 2024

Carlos Alves, el brasileño recién electo el pasado 15 de agosto como director ejecutivo de FIBA Américas, se encuentra en Cuba y dialogó en exclusiva con JR

Autores:

Javier Rodríguez Perera
Eduardo Grenier Rodríguez

Sentado en solitario en las gradas de la Ciudad Deportiva, con la cabeza apoyada sobre sus manos, Carlos Alves repasa detenidamente cada arsenal técnico que proponen los jugadores sobre la duela en un partido entre Capitalinos y Metropolitanos, perteneciente al Torneo Nacional de Ascenso del baloncesto masculino. Saca su móvil, hace unos apuntes de lo que ve, y de paso evoca su época como jugador profesional en Brasil y como representante de la selección nacional juvenil. Luego se acerca a solo unos metros de la cancha para ver el pizarrón final del choque y guarda el celular.

Desde el pasado 15 de agosto, Alves asumió como director ejecutivo de FIBA Américas y su breve visita a Cuba obedeció a precisar cuestiones vinculadas con el comienzo de las ventanas clasificatorias para el Campeonato Mundial de la disciplina, que acogerá China en 2019, en el que la Isla tendrá su estreno en México el 23 de noviembre, para tres días después recibir al combinado boricua en la Ciudad Deportiva. 

El federativo brasileño, con estudios superiores en prestigiosas universidades de Estados Unidos e Inglaterra, además de haber sido consultor de marketing para el club de fútbol Chelsea y director de marca de la empresa multinacional Nike, de la cual fue Gerente General/Director para los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016, dialogó en exclusiva con JR.

—Tras el recorrido realizado por la instalación habanera, ¿cuáles son sus consideraciones de cara al clasificatorio mundialista?

—En primer lugar, Cuba es muy importante para la FIBA. El desarrollo de juegos aquí durante los próximos tres o cuatro años, con las categorías inferiores incluidas, es una estrategia que estamos planeando mediante nuestra federación. Respecto a la instalación, celebramos una junta y vamos a comenzar un nuevo proyecto. La estructura está bien, pero tenemos que hacer algunos arreglos, no solamente para noviembre, sino para los próximos dos años, con el nuevo sistema de clasificación rumbo al Mundial.

«Estamos muy contentos con la oportunidad de desarrollar el baloncesto en Cuba, con la visión puesta en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y París 2024, que son los más cercanos. Es una satisfacción estar aquí, me gustó mucho hablar con las principales autoridades deportivas y todo marcha correctamente».

—La NBA informó muy temprano, y luego se unió la Euroliga, que no variarán sus respectivos calendarios para que se celebren dichos compromisos con las selecciones nacionales, lo que atenta contra la posibilidad de que las principales figuras involucradas en esos circuitos puedan jugar.

—Es una situación que está ahí y no tenemos una posición firme al respecto. Cuando Estados Unidos juegue acá, el verano próximo, en el mes de julio, existe la posibilidad de que algunas de sus estrellas vengan, porque los jugadores de la NBA estarán de vacaciones. Ese es un punto, el otro es que para los equipos del área es esta una oportunidad para el desarrollo de jugadores que en condiciones normales no irían a la selección nacional.

«Es la primera vez en la historia del básquet que la selección cubana podría jugar seis juegos de alto nivel en La Habana, en caso de que consiga clasificar a la segunda fase. En cuanto a la pregunta, ojalá que tengamos todos esos jugadores al menos en el verano, pero la competición será muy balanceada, debido a la presencia de muchos atletas jóvenes que durante el proceso vamos a descubrir».

—¿Por qué decidieron emplear para esta temporada el sistema clasificatorio de ida y vuelta?

—Es una posibilidad que tenemos de cambiar. Argentina, cuando fue campeona olímpica en 2004, para clasificar a ese evento solo jugó una vez en tres años en su terreno, y eso es un problema. Ahora no sucederá. Ojalá Cuba clasificara, porque jugaría seis veces en su casa. Esa es una de las principales razones del cambio. El segundo es que para la FIBA es muy importante el desarrollo del juego en la región y para ello tenemos un período largo, con la posibilidad de que los atletas jueguen en casa, en semanas que serán muy intensas.

—¿Cómo se desarrollará esta fase clasificatoria para Cuba?

—Cuba tendrá el privilegio de jugar ante equipos de muchísima calidad como México, Estados Unidos y Puerto Rico. Serán tres encuentros en casa y tres de visitante y, en caso de clasificar para la siguiente fase, que creo que tiene posibilidades reales de hacerlo, tendrán seis partidos más para luchar por asistir al Mundial. En total la FIBA otorga para nuestra región siete cupos y todos los que vayan al Mundial jugarán seis veces ante su público.

—Se le ve optimista con un avance de fase para nuestro país…

—Puede clasificar. Tiene que clasificar Cuba (sonríe). Está en un grupo muy fuerte. Estados Unidos está prácticamente seguro, porque es un equipo casi invencible en el área, pero los cubanos pueden luchar de igual a igual con México y Puerto Rico. Lo digo con total seguridad: son tres equipos muy parejos y cualquiera se puede llevar los dos cupos restantes.

—¿Podría realizar un pronóstico de cara a la clasificación mundialista en el área? ¿Qué selecciones ve con mejores opciones?

—Son siete cupos. Con certeza digo Estados Unidos. A partir de ahí todo está abierto. Tenemos equipos con mucha tradición como Argentina, Brasil, Canadá, Puerto Rico, y lo digo sinceramente, creo que Cuba tiene potencial para clasificar a China.

—Según lo que ha visto en esta visita, ¿cómo evaluaría la salud del baloncesto cubano?

—Es la primera vez que estoy aquí y hablé mucho con la dirección del baloncesto cubano. Este es un país con muchísima tradición, recuerdo cuando yo jugaba por Brasil que Cuba era una potencia, incluso con una medalla olímpica. El talento de los niños y jóvenes es un pilar muy importante, pues en cinco o seis años, si seguimos una estrategia, Cuba podría pensar en los Juegos Olímpicos de París. La idea es detectar los talentos y desarrollarlos en las escuelas y centros de entrenamiento que tenemos.

—¿Cómo apoyaría FIBA Américas en este nuevo proyecto para el progreso del baloncesto cubano?

—Con todo. Tenemos muchísimas opciones: intercambios de entrenadores, donaciones de materiales, campos de entrenamiento con figuras importantes de la NBA, cursos de arbitraje. Tenemos que mantener un objetivo bien claro, repito, que es la presencia cubana en París.

«En los próximos 12 meses va a existir una integración entre las federaciones nacionales. Acá, en la zona de FIBA Américas, contamos con potencias como Estados Unidos y Canadá. Tenemos proyectos en mente, por ejemplo, sería muy oportuno que los 50 mejores talentos de la región pudieran recibir campos de entrenamiento por técnicos de la NBA en Colorado, en Buenos Aires, o  aquí en Cuba. Tenemos que quebrar las barreras y propiciar el intercambio. El talento está ahí y es un diamante que debemos pulir».

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