El estelar derecho vueltabajero asegura que si de él depende, todavía le quedan muchos años en la lomita. Autor: Juan Moreno Publicado: 21/09/2017 | 07:03 pm
PINAR DEL RÍO.— Yosvani no es un hombre supersticioso, al menos no se ve a sí mismo como alguien que crea mucho: «Lo importante es tener mente positiva, —dice—, aunque algunas personas me aseguran que no fue casual que mi victoria cien haya sido en Pinar».
A pesar de estar en buenas condiciones, en la serie pasada Torres ganó y ganó con Villa Clara cuando estaba como refuerzo de ese equipo, aunque como por arte de magia, solo pudo llegar al juego 99.
Le había prometido al director de los Naranjas el triunfo cúspide como si fuera para Pinar, pero no llegó: «Hubo de todo, cosas raras. Por ejemplo, a Camagüey le lancé 11 innings, me hicieron una carrera en el primero, lo empatamos después, y no gané. Decisiones arbitrales algo equivocadas, errores de los bateadores a la hora de empujar una carrera desde tercera sin out, cosas increíbles que no permitieron dejar al equipo contrario al campo.
«En otro momento le sacan out a Yeniet Pérez en home y para muchos fue quieto, cosas extrañas, recuerda; en el 5to. inning del play-off saco un out, después el error de Ayala, me complico y no logro salir de ese inning. Yo quería ganar mi juego y aportar lo más posible a Villa Clara, porque fuimos una familia y nos trataron con mucho cariño en esa provincia, pero no salió; y después de todo lo que sufrí por no poder darles esa victoria, siento la satisfacción de que haya sido aquí en Pinar del Río. Este es el equipo y el pueblo que me han visto crecer. Lo que he hecho en el béisbol ha sido en nombre de Cuba y de Pinar del Río. La gente que siempre me ha apoyado, la familia, los compañeros, están aquí».
—¿Por eso usaste los spikes naranjas en el juego que te dio la victoria frente a Camagüey?
—Se la debía a Villa Clara. Me dije, ¿tenis naranjas con el uniforme verde…?, sonríe, pero bueno, me los puse, porque esta victoria también se la dedico a ellos.
—El juego no comenzó bien, y aun así Pedro Luis Lazo te da la oportunidad...
—No empecé bien; primera salida del campeonato. El béisbol es así, uno quiere estar todo el tiempo al cien por ciento, y a veces no te sale. En el transcurso del juego uno va trabajando mejor la mecánica, va corrigiendo los problemas técnicos. Lazo fue grande como lanzador, es grande como persona, y creo va a ser grande como director también. Yo estoy muy contento de haber sido su compañero de equipo y de tenerlo ahora al frente».
—Llegaste a las series nacionales de béisbol con 24 años, y acabas de ganar cien juegos. Solo diez pinareños habían sobrepasado esta cantidad de victorias, entre ellos Lazo, Ajete, Faustino, Rogelio… ¿Imaginaste alguna vez que podías llegar hasta aquí?
—Nunca pensé en cifras. Desde el principio supe que había llegado un poco tarde, y sabía que tenía que esforzarme para hacer algo en el béisbol, sobre todo aquí en Pinar del Río, por donde han pasado muchas figuras importantes. Pensé que tenía que terminar tarde igualmente, y para ello tenía que dedicarme mucho al entrenamiento, a la preparación física y sicológica en general. Siempre he querido dar lo mejor de mí.
«Llegar hasta aquí demuestra que puedo seguir esforzándome, que se pueden lograr cosas en la vida. Formar parte de ese grupo tan selecto es algo grande para uno. Ello me impulsa para alcanzar otras metas como ayudar al equipo a obtener buenos resultados, ganar el campeonato y aportar el granito de arena que me toca».
—Los seguidores del béisbol dicen que eres un pitcher inteligente, que eres de los pocos que saben desenredar un partido, sobre todo en las primeras entradas. ¿Cómo te preparas para ello?
—En todos los juegos yo quiero dar nueve ceros. Salgo a que no me den, a dar cero carrera cero hit en cada presentación, pero tengo mis momentos, a veces no me salen las cosas. Las experiencias negativas hay que usarlas en beneficio de uno mismo, ver lo bueno y buscar en qué me equivoqué. Para eso hay que estar bien físicamente y preparado en la parte sicológica, aquí lo que ya pasó no tiene remedio y si te hicieron tres, el equipo puede venir y hacer cuatro, y así obtener la victoria.
«Me dijo Jesús Guerra que uno es un gladiador, que nunca se entrega, que nunca está perdido, que siempre tiene que luchar porque nadie sabe lo que viene. Creo que lo he sabido llevar a la práctica y voy a tratar siempre de ir al juego de esa manera; mientras esté en el box voy a estar luchando mi juego de pelota, o apoyando después al compañero que esté lanzando».
—¿Qué siente un pitcher cuando el equipo no le responde?
—Esos son momentos difíciles. Uno se prepara para obtener un buen resultado. El lanzador siempre depende del bateo, de la defensa; pero yo pienso que se siente peor el que hace un error, el que deja de empujar una carrera en tercera que el que sabe que está haciendo su trabajo bien, porque este no tiene problemas consigo mismo ni con quien fue a ver el espectáculo.
—¿Y cuando no te salen bien a ti, qué pasa?
—Yo me preocupo, trabajo en función de los errores, y trato de ser mejor para la otra; porque en definitiva todos los días uno no sale bien al terreno; pienso que son gajes del oficio. El deporte es así, sobre todo el béisbol que es muy difícil.
—¿Aprendiste a lanzar solo?
—Solo no, solo es difícil. Uno solo no hace nada ni aprende nada; uno siempre debe tener en quién fijarse, en quién apoyarse. Pinar del Río tiene la dicha de contar con esa gran variedad de lanzadores zurdos, derechos, de velocidad, de control, de rompimiento, y eso me ha ayudado bastante. He ido aprendiendo un poquito de cada uno, escuchando un consejo, llevándolo a la práctica, mirando cómo hacen las cosas.
«Cuando empecé en el béisbol Jesús Bosmenier me dijo: Tú pitcheas igual que yo, más o menos con la misma velocidad y tirando para las esquinas, tú vas a ser pitcher. Y siempre me apoyó. Rogelio me ha dado consejos sobre el tenedor, Faustino sobre la mecánica, Cortina de preparación física y de mecánica, Raciel Sánchez, Bosmenier y Juan Carlos Oliva han estado conmigo casi toda mi carrera y siempre los he escuchado.
«Pienso que así, poquito a poco uno va recopilando todo lo que le va haciendo falta de cada uno de ellos. Gracias a todos ellos, a mi esfuerzo, a mi trabajo y al apoyo de la familia, me siento un poquito más lanzador, aunque este año que pasó no me hayan salido bien las cosas.
«Creo que esta temporada sí, me siento mejor, con más concentración, más preparado para lanzarle a cualquier bateador».
—Entonces no has pensado en el retiro…
—No. Uno tiene que hacer lo que le gusta mientras se sienta bien, después cuando haya que retirarse uno se retira; pero no puede cansarse, porque uno está trayendo resultados. Mientras me sienta bien, voy a seguir lanzando y dando el máximo de mí.
—¿Dónde prefieres lanzar?
—Prefiero jugar en Pinar. El Latino es el estadio más difícil para lanzar y a veces eso le gusta a uno, pero si me piden escoger, voto por el Capitán San Luis, aquí me siento como en mi casa.
—¿Te ayuda el público?
—A mí me han criticado como critican a todo el mundo, pero yo he sentido que la gente a la hora de criticar lo ha hecho con más cariño, han sido menos agresivos. Siempre veo que son más crudos con otros que conmigo, y por eso estoy muy agradecido, dice entre risas; a lo mejor el día de mañana, va y me toca.
—¿Cómo ves al equipo de Pinar en esta temporada?
—Está muy bien, no por las victorias que ha logrado solamente, se ve a simple vista un equipo bien preparado, que está jugando béisbol sin temor a lo que pueda pasar, con una dirección y un pueblo que lo apoya. El equipo que salga como estamos saliendo nosotros al terreno, puede tener buenos resultados».
Cuando Yosvani Torres pasaba el tiempo en la pesca, trabajando en la vega y criando gallos finos en el poblado de Santa Lucía, al norte de la provincia, no pensó quizá que llegaría a ser uno de los grandes de la pelota cubana; uno de los que llegaría a alcanzar la victoria número cien.
Nadar desde la orilla con su equipo submarino hasta el canto del veril, y cultivar la tierra, le dieron la fortaleza que le ha permitido reponerse cuando las cosas no han salido bien.
A los 22 optó por el béisbol como destino para su vida. Sabia decisión apoyada por quienes lo vieron lanzar en el barrio y apreciaron su talento.
«El béisbol —nos ha confesado—, es un deporte que se te va metiendo dentro, y en la medida que te vas involucrando ya no tienes escapatoria».