Robeisy y Arlen. Autor: Juan Moreno Publicado: 21/09/2017 | 06:36 pm
RÍO DE JANEIRO.— Con el continuo y preciso accionar de los puños de Robeisy Ramírez (56 kilogramos) y Arlen López (75), el buque insignia del deporte cubano ancló este sábado en puerto seguro. Como se esperaba, el boxeo no defraudó a sus seguidores y cerró filas con tres medallas de oro y otro trío de bronce, en el Pabellón 6 de Riocentro, en esta ciudad brasileña.
En un cerradísimo combate, Robeisy superó por 2-1 (doble 29-28 y 28-29) al talentoso estadounidense Shakur Stevenson, para retener su corona olímpica alcanzada en Londres 2012, con solo 18 años. Apoyado en sus swinnes por fuera y esperando el fallo en el golpeo del fogoso rival, el cienfueguero ganó el primer round.
Pero en el segundo, mermó algo su efectividad y creció la de Shakur, que se movió más, y desde la larga distancia, logró solventar el ataque del sureño. Los tres jueces así lo apreciaron y el match se igualó 19-19.
Sonó entonces el gong y ambos fueron para sus respectivas esquinas. Podía imaginarme los consejos de ambos entrenadores allí. La máxima era algo así como «ahora o nunca y para arriba del lío».
Y ya ustedes vieron cómo se manifestaron. Incluso, creo que hasta se olvidaron de los preceptos defensivos. Golpes y más golpes, fuese cual fuese el ángulo para lanzarlos. Y con lo justo, faltando poco para el campanazo definitivo, Robeisy consiguió varios impactos limpios que le dieron el triunfo.
«Él (Shakur) vino aquí con la misma trayectoria y similar edad con la que yo fui a Londres, sin presión y dispuesto a comerse el ring. Creo que combatí bien. Al llegar empatado al tercer asalto, me propuse evitar que él trabajara en la larga distancia. Me pegué mucho más y pude hacer mi boxeo», comentó Robeisy a la prensa, en la zona mixta, tras culminar el combate.
Entretanto, Arlen confirmó su total imbatibilidad en el año y firmó la tercera corona de los alumnos del jefe de entrenadores Rolando Acebal.
El turno para recibir ganchos, swinnes y golpes por dentro de toda índole, le tocó ahora al uzbeco Bektemir Melikuziev, a quien superó por 3-0 (doble 29-28, 30-27). El guantanamero siempre tuvo la mano delante y, con sus movimientos de manos y torso, quebró cuanto intento de embestida tuvo su rival.
«Estoy muy contento por esta medalla de oro olímpica, que es el fruto de mucha entrega y dedicación. Contra el uzbeco, que es muy fuerte, estuve muy concentrado y me propuse dictar el ritmo del combate. Evité que se me acercara y logré pelear desde afuera», aseveró Arlen.
Con esta cosecha de tres coronas y tres medallas de bronce, el boxeo superó su actuación de Londres 2012, donde terminó con dos títulos e igual cantidad de terceros puestos.