José Adolis decidió con cañonazo en el inning once. Autor: Ricardo López Hevia Publicado: 21/09/2017 | 06:26 pm
SANTO DOMINGO.— Los Tigres avileños afincaron sus garras a la última esperanza para seguir con vida. Lo hicieron sobre los anfitriones Leones del Escogido en un duelo verdaderamente selvático que necesitó extensión y duró más de cuatro horas sobre el diamante para llegar al desenlace. La tensión sobre el estadio Quisqueya Juan Marichal de esta ciudad duró 11 entradas, hasta que José Adolis García se sacudió de una funesta noche de tres ponches con el cañonazo de la salvación. Como hace un año, el representante cubano se cuela por la ventana del fondo en la semifinal de la Serie del Caribe, y la custodia del trono se mantiene intacta.
Por cuarta vez, el mánager Roger Machado retocó la alineación, y al parecer no era solo dinamita con el madero lo que buscaba. Mejoró la custodia del plato con Frank Camilo y colocó a Despaigne en la pradera izquierda. Además, apostó acertadamente con la designación de Yeniet Pérez para velar por la antesala, y no porque el villaclareño haya despachado un largo batazo para poner a Cuba con ventaja por primera vez en el torneo. De las variantes disponibles, es uno de los jugadores con más contacto en el cajón de bateo, combina fuerza, no desentona en velocidad y da garantías con el guante.
Pero la felicidad duró apenas tres outs. Nada más asumir su siguiente oportunidad al bate, los melenudos aprovecharon un desliz defensivo para montar la respuesta, coronada con el doblete de Wilkin Castillo que desdibujó la mínima ventaja cubana. Y si los daños no resultaron mayores fue porque en cuestiones de desaprovechar oportunidades, los Leones locales han sido nuestra única competencia en el torneo.
El pulso se mantuvo tenso durante otros cinco capítulos, con Edwar Cabrera y Vladimir García —abandonó por la lastimadura de una de sus rodillas— como protagonistas sobre el montículo. Ambos tuvieron el respaldo efectivo del bullpen, y cuando con elevado de sacrificio conectado por Yulieski Gurriel hizo carrera el triple del emergente Stayler Hernández, todos en el graderío comenzaron a divisar los fantasmas que le han acompañado durante el torneo.
Las peores noticias para los locales llegaron en el onceno acto, justo cuando Fernando Rodney recetó dos legendarios ponches después de llenar las bases. Sus molestias forzaron la entrada de Rafael Soriano, a quien José Adolis castigó con el metrallazo que rompió el empate.
«Había estado muy desconcentrado en los anteriores turnos y sabía la importancia de conectar. Me preparé y esperé la recta, y pude decidir. No fue el batazo más importante de mi carrera hasta ahora, porque el de Toronto decidió una medalla, pero seguro que estará entre los más importantes de mi vida», dijo luego el avileño durante la conferencia de prensa.
Por su parte, Roger confesó que se sentía muy feliz por el resultado y orgulloso de dirigir a este grupo de jugadores que no se rindió hasta el final. «No queríamos irnos del torneo sin un triunfo, y tomamos riesgos para lograrlo. Frank Camilo estuvo para poder guiar mejor el pitcheo y mantener el juego pegado, tocamos con Alarcón por la situación y porque no ha estado bien al bate, pusimos a Borrero por su condición de zurdo y su capacidad de hacer contacto», explicó durante el intercambio con la prensa.
Con el último out emanó el grito contenido, el alivio y la esperanza. Los Tigres se llevaron un premio que merecieron por creer en sus capacidades, y esta noche volverán a intentar la caza de unos Venados de Mazatlán que cubrieron de forma perfecta todo el trayecto clasificatorio.
Antes, otros Tigres, pero de la venezolana Aragua, buscarán el otro cupo finalista con una victoria sobre los Cangrejeros de Santurce, quienes pretenden llevar a tierras boricuas un cetro esquivo por más de tres lustros.