El experimentado Reutilio Hurtado sobresalió en el festín ofensivo de las Avispas santiagueras. Autor: Juan Moreno Publicado: 21/09/2017 | 06:17 pm
Como escribió un colega, que los vencedores en la mitad de los primero 24 juegos no hayan podido sacar más de dos carreras de ventaja, y que ocho duelos se terminaran con mínima diferencia, puede ser sinónimo de paridad, mas no de calidad. Pero partidos como uno de los celebrados en la tarde de este jueves, en el que en el mismo primer inning se marquen diez carreras —fueron 29 en total—, y en el que ambos equipos se repartan 34 imparables, dan que pensar.
Sobre todo acerca del nivel del staff de lanzadores de algunos equipos, cuyos miembros sufrirán en muchas de sus escaladas al box. En el caso que nos ocupa, la peor parte les tocó a los tiradores del equipo tunero, o a nueve de ellos, para ser más exactos. Con sus envíos se ensañaron los bateadores de Santiago de Cuba, que con la veintena de hits conectados deben haber ascendido notablemente su promedio colectivo.
No es el primer castigo talla XL que hemos visto en apenas cuatro jornadas de acción, pues Matanzas y Cienfuegos protagonizaron el fin de semana una entrada tipo festín para ambos bandos. Y eso, lejos de emocionar, remarca algunas sombras de nuestra pelota.
Precisamente los Cocodrilos yumurinos fueron otros de gatillo alegre en horas vespertinas, pues no solo le rompieron el invicto a los Indios guantanameros, si no que lo hicieron con un fuera de combate en ocho entradas. Buena esta vez fue la presentación de Yoanni Yera, y mejor el ataque de Yasiel Santoya y Eduardo Blanco, quienes se repartieron a partes iguales seis cohetazos, y firmaron tres y cuatro empujadas, respectivamente.
Contrario al otro desafío, en el que la fiesta comenzó bien temprano, fue la segunda línea del pitcheo guantanamero el que soportó la tortura con maderos de la ciénaga. Pensemos por ahora que se trate de casos aislados.