Pichardo puede aportar el primer oro para Cuba. Autor: Calixto N. Llanes Publicado: 21/09/2017 | 05:46 pm
Ha pasado de todo en el actual Campeonato Mundial de Atletismo bajo techo. De todo, excepto lo que tenía que pasar, al menos para nosotros. Favoritos encumbrados, rivalidad a borbotones, estrellas de regreso, alguna que otra sorpresa, abusos y hasta chismecitos, en Sopot, Polonia. Todo, o casi todo lo que un buen evento demanda y ofrece, pero ni récords universales ni medallas para Cuba. Hoy puede ser el día.
De la triplista Yarianna Martínez, siendo honestos y objetivos, se esperaba justamente lo que dio. Esfuerzo, entrega y su presencia en la final, mas no una presea. Este sábado la cubanita concluyó séptima entre las ocho féminas en disputa, pues sus discretos 13,99 metros no alcanzaron para vencer a la rusa Ekaterina Koneva (14,46), a la ucraniana Olga Saladukha (14,45) y a la jamaicana Kimberly Williams (14,39), dueñas del podio en ese orden. La mejor marca de Martínez a capota cubierta es ese 14,04 que logró el viernes en la fase clasificatoria, pero la penúltima jornada competitiva de la cita polaca no la vio superar su tope personal.
Por suerte, y a tono con los pronósticos de expertos y estudiosos de esquina, Pedro Pablo Pichardo y Ernesto Revé salieron sin susto ni apuros a tomar el sol en la Arena ERGO, pues lograron fácilmente el pase a la discusión de medallas. Con tres pasos, una buena carrera de impulso y apenas dos intentos, Pichardo clavó los pinchos a 16,82 metros de la plastilina. Solo fue superado por el rumano Marian Oprea (17,02). Después sobresalieron el ruso Lyukman Adams (16,68) y Revé (16,55), tercero y cuarto en la lista de ocho que hoy disputarán el trono.
Por otro lado, Jhoanis Portilla (7,74 segundos) clasificó «por los pelos» a la semifinal de los 60 metros con vallas, prueba que le negó entrada al también cubano Yordan O’farrill. Portilla terminó quinto en su heat, pero pescó el boleto con el segundo mejor crono de los que no accedieron directamente a la siguiente instancia. Minutos antes, su compañero de equipo había marcado 7,75, y pese a entrar cuarto a la meta, estará fuera de las apuestas dominicales.
En la fecha descolló otra corona para la estelar neozelandesa Valerie Adams, quien desconoce el significado del verbo perder. La fornida campeona olímpica, planetaria y de cuanta justa haya inventado la IAAF, soltó la bala a 20,67 metros del círculo de lanzamiento.
Mientras, la sueca —etíope de nacimiento— Abeba Aregawi, dueña del segundo tiempo más impresionante en la historia de los 1 500 metros planos (3.57,91 minutos), avasalló hoy a sus rivales y se alzó con el título (4.00,61). Claro, aprovechó la ausencia de la gacela Genzebe Dibaba, quien eligió competir en los 3 000.
En el salto largo venció el brasileño Mauro Vinicius Da Silva, con estirón de 8,28 metros, y el pertiguista griego Konstadinos Filippidis triunfó con vuelo de 5,80 metros. Ashton Eaton, rey olímpico y universal en decatlón, cumplió los pronósticos y arrasó en el heptatlón. El vigente plusmarquista del mundo en ambas disciplinas firmó 6632 puntos y se quedó a solo 13 unidades de su rúbrica más excelsa, lograda en la pasada cita bajo techo de Estambul.
La rusa María Kuchina (2,00 metros) ganó en el salto de altura, la estadounidense Francena Mccorory (51,12 segundos), en los 400 metros, al tiempo que el checo Pavel Maslak (45,24) lo hacía en la misma distancia entre varones. Corriendo 60 metros entre vallas la norteamericana Nia Ali (7,80) desbancó a la siempre favorita australiana Sally Pearson (7,85); y en los 60 metros lisos sonrió el británico Richard Kilty (6,49).
Hoy, en el adiós, habrá cuatro cubanos en pos de las preseas, pues también saldrá la garrochista Yarisley Silva, además de los mencionados Pichardo, Revé y Portilla. Solo el vallista no engrosa la lista de favoritos, así que bien pudieran caer tres metales. Un oro, otra plata y un bronce deben colocarnos entre los siete primeros del medallero general. ¿Estaré soñando?