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Las prestaciones de Joel Suárez han mermado en la segunda fase del torneo. Autor: Juan Moreno Publicado: 21/09/2017 | 05:46 pm

Sin mediar un día completo entre una cosa y otra, el equipo de Villa Clara pasó del estupor a la felicidad. Si en la noche del lunes vio evaporarse como agua en el desierto un triunfo con visos de espectacularidad, en la jornada vespertina de este martes disfrutó de un incontestable triunfo que apuntala su estancia en la zona de clasificación a la postemporada de la presente campaña beisbolera.

Pero más que la victoria, reconforta al alto mando de los vigentes campeones la «resurrección» del diestro espirituano Ismel Jiménez, quien transitó durante el primer tramo del torneo por aguas demasiado turbulentas. Sin embargo, el lanzador activo con mejor balance de triunfos y fracasos ha recuperado terreno, consiguiendo cuatro éxitos sucesivos con la camisa naranja, la de su equipo de acogida.

Nadie, supongo, dudaba de la probada calidad de Ismel. Pero lo más notable es que él, en esos momentos en que muchas veces la suerte le dio la espalda, tampoco dudó. «Me siento bien. Tengo la velocidad de siempre y estoy haciendo las mismas cosas y tienen que volver a salirme bien», me dijo el mismo día en que, junto a sus compañeros de circunstancias, partió rumbo a la venezolana Isla Margarita para participar en la pasada Serie del Caribe.

Viendo sus más recientes desempeños, incluidas las ocho sólidas entradas lanzadas ahora frente a la nada despreciable batería vueltabajera, creo que las aguas van tomando su nivel. Solo en el cuarto episodio, cuando apareció la mitad de los seis imparables permitidos en su estancia sobre la lomita, se mancilló su buena faena. Pero, a pesar de soportar las dos únicas anotaciones rivales, obligó en ese crucial momento al peligroso Yosvani Peraza a batear para double play y cortar todas las amenazas.

Sus compañeros hicieron de todo para establecer diferencias. Primero con tres hits sucesivos frente al abridor Erlys Casanova, luego con el manual del juego chiquito —aunque un poco conservador para un segundo inning—, y después conjugando la velocidad de Yordanis Linares para robar, con un error de la defensa adversaria en esa jugada, y el fly de sacrificio de Borrero para el impulso necesario.

Mientras, los Cocodrilos matanceros abrieron otro boquete —el octavo de forma consecutiva— en el casco del buque pinero, y siguen aferrados a la cima de la tabla de posiciones. Sin embargo, una vez más Joel Suárez, puntal en el staff de abridores yumurinos, volvió a quedar en deuda.

Durante la primera etapa, Joel protagonizó diez aperturas, consiguió seis triunfos, «pinchó» en tres ocasiones, y lanzó para aceptable 3.06 en su promedio de carreras limpias. Los bateadores rivales le batearon para .234, y exhibía un WHIP (por ciento de embasados por inning) de 1.12.

Pero tal parece que el cambio de fase trajo consigo una involución notable en sus prestaciones. Antes del partido de este martes, el diestro matancero había iniciado cinco desafíos en esta segunda mitad y ya acumulaba cuatro derrotas. Su WHIP había crecido hasta 1.37 y los contrarios le bateaban para .275, y su promedio de carreras limpias andaba ya por los 6.41.

Esta vez el muchachón de Limonar no tuvo decisión, pero apenas pudo lanzar poco más de tres entradas. Por suerte, los artilleros de su equipo andan con la pólvora encendida, e hicieron su agosto con 13 imparables frente a los serpentineros rivales, aunque paradójicamente fabricaron 12 anotaciones sin conectar ni un solo extrabase.

¿Podrá Joel Suárez reconducir su trayecto durante la presente campaña? No queda mucho para los play off y su equipo lo va  a necesitar. Tal vez como nunca antes.

Resultados del martes