Carlsen derrota al rey Anand. Autor: Sitio web del certamen Publicado: 21/09/2017 | 05:41 pm
Cuando juegas ajedrez contra una supercomputadora siempre hay recursos para «marearla», al menos eso dicen los que saben. Incluso si eres derrotado te queda el consuelo de haber cedido ante una cosa diseñada para pensar y nada más, un aparato construido sobre la base del raciocinio de los mejores exponentes de la historia, sus aportes todos. El orgullo puede descansar intacto.
Sin embargo, ¿qué sensación te asalta cuando eres el campeón absoluto entre los simples mortales y pierdes ante un híbrido de silicio y huesos al que quieres abrirle el cerebro para demostrar que no es solo humano?
Las predicciones se van cumpliendo, y la táctica del retador dio resultado. El monarca, Viswanathan Anand (2775 puntos Elo) sufrió por seis horas en la cuarta ronda del match por la corona universal, y este viernes durante la quinta jornada competitiva al fin resbaló ante un «nene» de 22 inviernos que desde los 18 domina el escalafón del orbe, que desde hace mucho es el rey sin trono.
Magnus Carlsen (2870), el niño prodigio, el ahijado del mítico Ogro Gari Kasparov, el «Coco» de los más sesudos entre los sesudos, «destrozó» al Tigre de Madrás en su propia selva, exprimiendo una ventaja microscópica que —me atrevo a asegurar— pocos sobre esta Tierra hubieran aprovechado. Fueron 58 lances de una apertura Inglesa planteada por el escandinavo desde el bando blanco. Cinco horas de estrés, lucha psicológica, miradas a lo «qué te has pensado tú, crío en pañales» y «se acabó tu era, abuelo».
Ahora el marcador muestra tres unidades en el bolsillo del aspirante y dos a la cuenta de «Vishy». ¿Podrá el monarca reponerse como muchas veces ha hecho?
Recuerden que en 2012, cuando el israelí Boris Gelfand le «rompió una pierna» en la séptima partida, el indio se la enyesó solito al devolverle el golpe un día después. Hizo lo mismo frente al búlgaro Veselin Topalov en 2010, al vencer en la segunda fecha tras caer en la primera.
Pero una cosa es con guitarra y otra con violín. Carlsen es, sin duda alguna, el «monstruo» más temible con el que Anand se ha sentado a la mesa desde que Kasparov en 1995 lo «machucara» en el piso 107 de las fallecidas Torres Gemelas.
Creo, y discúlpenme sus seguidores, que hasta aquí llegó el mandato del indio.
¿Por qué? La cuestión es sencilla. El bebé nórdico ha revolucionado la manera de plantear los cotejos. Hasta su precoz irrupción en lo más alto del mundillo de Caissa –Gran Maestro a los 12 años y líder planetario antes de los 19– las aperturas y defensas en la élite sucedían casi de memoria, en 15 y 20 movidas después de minuciosos platillos preparados en casa, bajo la guía de «cocineros computarizados» que calculan millones de pasos por segundo.
Todo estaba estudiado y todo era sabido. Si errabas un movimiento, caías; si respetabas lo escrito podías aspirar a la igualdad, y si te gastabas una genialidad, triunfabas.
Hasta que llegó el niño maravilla, desviándose de sopetón de las líneas más sagradas. Se mofaba de la ventaja posicional en el inicio, la regalaba con tal de llegar a un escenario incómodo para su contrario. Entonces sacaba la varita y «sufre, Harry Potter». Anand bien lo sabe.
Carlsen-Anand
1.c4 e6 2.d4 d5 3.Nc3 c6 4.e4 dxe4 5.Nxe4 Bb4+ 6.Nc3 c5 7.a3 Ba5 8.Nf3 Nf6 9.Be3 Nc6 10.Qd3 cxd4 11.Nxd4 Ng4 12.0-0-0 Nxe3 13.fxe3 Bc7 14.Nxc6 bxc6 15.Qxd8+ Bxd8 16.Be2 Ke7 17.Bf3 Bd7 18.Ne4 Bb6 19.c5 f5 20.cxb6 fxe4 21.b7 Rab8 22.Bxe4 Rxb7 23.Rhf1 Rb5 24.Rf4 g5 25.Rf3 h5 26.Rdf1 Be8
27.Bc2 Rc5 28.Rf6 h4 29.e4 a5 30.Kd2 Rb5 31.b3 Bh5 32.Kc3 Rc5+ 33.Kb2 Rd8 34.R1f2 Rd4 35.Rh6 Bd1 36.Bb1 Rb5 37.Kc3 c5 38.Rb2 e5 39.Rg6 a4
40.Rxg5 Rxb3+ 41.Rxb3 Bxb3 42.Rxe5+ Kd6 43.Rh5 Rd1
44.e5+ Kd5 45.Bh7 Rc1+ 46.Kb2 Rg1 47.Bg8+ Kc6 48.Rh6+ Kd7 49.Bxb3 axb3 50.Kxb3 Rxg2 51.Rxh4 Ke6 52.a4 Kxe5 53.a5 Kd6 54.Rh7 Kd5 55.a6 c4+ 56.Kc3 Ra2 57.a7 Kc5 58.h4 Kd5 (1-0)