La cubana Lissete Echevarría cayó en su primer combate. Autor: Juan Pablo Carreras/(AIN) Publicado: 21/09/2017 | 05:39 pm
Con el claro objetivo de conservar la tradición de regresar a casa con al menos una medalla, este sábado iniciarán sus acciones los gladiadores cubanos del estilo grecorromano en los Campeonatos Mundiales de Lucha, que culminarán mañana en Budapest, Hungría.
Con la ausencia del campeón olímpico y mundial Mijaín López (120 kilogramos), la máxima responsabilidad recae ahora sobre el capitalino Pedro Isaac (66), dos veces medallista de bronce del orbe, quien debutará en la fecha de cierre para esta modalidad, que solo permite agarres de la cintura hacia arriba.
Entretanto, hoy lo harán los otros tres representantes de la Mayor de las Antillas. Según determinó el veleidoso sorteo, Ismael Borrero (60) abrirá su periplo contra el noruego Stig-André Berge, medallista de plata en el campeonato europeo de 2007, en tanto al debutante en estas lides del orbe, Gilberto Piqué (84), le tocó «bailar con la más fea», ya que deberá enfrentar al superexperimentado ruso Aleksey Mishin, quien en su vitrina tiene, entre otros, el título de campeón olímpico en Atenas 2004, monarca del planeta en Bakú 2007 y bronce mundial en Moscú 2010.
Casi igual de complicado será el primer combate para Yasmani Lugo (96), titular mundial juvenil, quien se medirá al anfitrión Balázs Kiss, monarca del orbe en Herning 2009.
Este jueves, en la única presencia cubana sobre el colchón, la campeona panamericana Lissete Echevarría (72) cayó en su primer combate por 0-7 ante la canadiense Erica Wiebe, bronce en los pasados Juegos Mundiales Universitarios en Kazán, Rusia.
Así, la actuación de las tres muchachas inscritas en la lid se resume en una sola victoria —de Yaqueline Stornell (59)— y tres descalabros. Y esa, aunque duela, fue la crónica de una derrota (casi) anunciada.
La lucha femenina lleva muy poco en el calendario del movimiento deportivo cubano. Además, en la nómina de la reducida preselección nacional predominan las chicas provenientes del judo —con sus consabidos «vicios» técnicos— y para colmo de males, las cubanitas asistieron al certamen sin el mínimo fogueo internacional necesario para enfrentar a rivales que topan durante todo el año. Realmente, y aunque no pretendo justificar la pobre rúbrica, no se le pueden pedir peras al olmo.