Con la confirmación de la sanción, Ronaldo se perderá el partido del sábado ante el Villarreal y los dos siguientes de Liga, ante Getafe y Elche. Autor: Reuters Publicado: 21/09/2017 | 05:19 pm
Desde las matemáticas todavía es posible, pero nadie en Barcelona cree que sus maravillosos jugadores puedan borrar una diferencia de siete puntos para conquistar la presente Liga española. Este sábado, en su feudo del Camp Nou, capitularon los azulgranas por 1-2 ante un Real Madrid recordista de goleo, que se sacudió los fantasmas y desde ahora afina sus gargantas para cantar el alirón.
Era más que uno de los tantos clásicos de las últimas temporadas, porque estaba casi en juego la corona. Habían logrado los catalanes recortar una considerable desventaja, y con la respiración de sus rivales en la nuca los «merengues» estaban obligados a no fallar.
Sorprendió Guardiola con Tello por Alexis Sánchez, y no tanto Mourinho al colocar a Coentrao pegado a la cal para tapar las siempre peligrosas subidas de Dani Alves. Echaron de menos los azulgranas a Piqué en las jugadas a balón parado como el corner que antecedió al gol de Khedira, pero mucho más la magia de Messi en este tipo de retos.
El pulso se definió en el peso ejercido por los astros que gobiernan en cada feudo. Como si reclamara el trono, Cristiano Ronaldo le ganó la mano al crack argentino, esta vez sin fórmula para vacunar a Casillas, o para ayudar a sus fieles escuderos.
En cambio, el portugués redondeó un excelente partido, coronado con el decisivo gol tras una impecable asistencia de Özil. La estocada llegó en el peor momento de los suyos, quienes dos minutos antes habían encajado el empate del recién incorporado Alexis.
Otra vez en ventaja y aupados por la superioridad psicológica, el Madrid soltó amarras para liquidar el pleito como mejor sabe hacerlo: a la contra. El tiro de gracia lo tuvo Benzema en un cuatro contra dos que parecía indefendible, pero eligió la peor opción.
También pudo apretar el gatillo el mismo Cristiano, pero mandó al cielo un centro que pescó a medio palmo de la línea de gol, y que le hubiese puesto dos dianas por encima de Messi en la carrera por convertirse en el Pichichi del torneo.
Poco después, el colegiado Undiano Mallenco pitó y señaló el centro del terreno, como si fuera una señal de asalto multitudinario a los predios de la diosa Cibeles. En la emblemática estatua de la capital española ya se armó la fiesta.