Un frío endemoniado, que asaltó el terreno del Nelson Fernández en la noche del miércoles, incitaba más a quedarse en casa que a visitar un estadio de pelota. Sin embargo, las gradas divididas entre azules frustrados y vaqueros eufóricos, con las habituales disputas que animan nuestros estadios, aliviaban de cierta manera la inclemencia del tiempo.
El quinto encuentro de la serie particular entre La Habana e Industriales resultó ser una breve confirmación del paso que ambos llevan en la Serie Nacional. Los primeros —a las órdenes de Esteban Lombillo— se adueñan aún más de la cima en la zona occidental, mientras los de Germán Mesa continúan inmersos en la peor campaña de su historia.
Al terminar el choque, abordamos al carismático mentor habanero para que explicara las interioridades del conjunto que exhibe los mejores números en el oeste del país.
«Siempre se destaca el pitcheo de nuestra selección, pero hemos mejorado muchísimo en el bateo y la defensa, lo cual nos permite ganar partidos cuando los lanzadores no responden. Hay dos figuras jóvenes que traían muy buen desempeño y ahora están lesionados: Dayán García y Orlando Lavandera —operado del menisco en una rodilla desde el 19 de noviembre y autorizado ya para entrenar—, pero nos hemos repuesto. Ahí está también Rafael Orta, por ejemplo, que batea más de 370 y cumple su función de cuarto bate a las mil maravillas».
No obstante, el arma letal de La Habana sigue siendo el cuerpo monticular. Jonder Martínez, Yadier Pedroso, Yulieski González y Miguel Lahera conforman un cuarteto de lujo, que cuenta además con el incentivo de integrar la preselección de Cuba al II Clásico Mundial.
De todas formas, según palabras del propio Lombillo, «ahora es momento de pensar en la provincia, ya habrá tiempo de luchar por el país».
Esto demuestra, sin dudas, que los habaneros tienen muy bien definidos los objetivos en la justa actual: primero clasificar, para buscar después un campeonato que les ha sido esquivo en cada una de sus presentaciones de postemporada.