Alexander Mayeta la sacó con bases llenas. Foto: Alex Castro
Un jonrón de Alexander Mayeta, con la casa repleta; otro previo de Héctor Olivera, y Cuba arrolló a Venezuela, nueve carreras por una, para agenciarse la I Copa de Béisbol del ALBA, en el estado venezolano de Carabobo.Aunque la serie particular quedó abrazada a dos triunfos por bando, los antillanos conquistaron el partido pactado para la repartición del oro. Elier Sánchez, el abridor de Anglada, fue sustituido por Jonder Martínez en el cuarto episodio, y este por Norberto González en el séptimo; Pedro Luis Lazo resultó el último en la lomita y víctima de otro jonrón, la honrilla de los perdedores.
La pizarra debió ser más amplia, pero un texas de Giorvis Duvergel, al medio del terreno, fue decretado out por los árbitros en el cuarto capítulo, cuando se habían marcado dos anotaciones y el pozo parecía seguir manando.
Mejorar el trabajo de los jueces, inexactos en el conteo de bolas y strikes, así como en la apreciación de los movimientos ilegales de los lanzadores, debe ser un tema en agenda para la siguiente edición de estos torneos.
«Poca o ninguna divulgación tuvo la Liga en la prensa de aquí», se quejaron los narradores de la teletrasmisora venezolana TVes. La lid del ALBA fue inaugurada en coincidencia con el torneo profesional de la nación sudamericana, y el espacio en los periódicos se inclinó del lado de una organización rentada que nació en 1946.
Aunque las autoridades sudamericanas invitaron a seis países, solo el apaleado elenco de Colombia acertó como tercer concursante de esta competencia inaugural. Antes renunciaron brasileños, nicaragüenses, panameños y boricuas; desconozco sus motivos, y fueron infructuosos mis intentos por comunicar desde La Habana con Edwin Zerpa, el federativo venezolano.
Para 2008, si la experiencia se repite en el propio país, será aconsejable además enviar una guía con los datos de los peloteros cubanos. Así no habrá bautizos insólitos en medio de la trasmisión, como ese de llamar Vladimir Bajos al lanzador pinareño, de convertir al hombre de Mariel en Yudel Martínez, o de identificar como Glez al zurdo cienfueguero Norberto.