Hace 40 años, el croata Pero Ajtman prometió a su madre que dejaría el alcohol. Claro, Pero puso un «pero»: tendría que buscar algo alternativo, porque su codo no estaría tranquilo.
Encontró una sustituta, la Coca-Cola, lo único que le sabía igual de bien. Ahora tiene 75 años y confiesa que no bebe más que ese refresco oscuro que tal vez le cause otros daños, pero, lo que se dice borrachera, Pero está seguro de que no está entre sus efectos secundarios.