Es un caso para El Mentalista: una mujer peruana robó una vaca y la pintó. Dicen las autoridades que para evitar que el animal fuera reconocido. Al parecer, a la señora vaca no le sentaba el maquillaje, porque los campesinos de la zona no tardaron en identificarla, capturar a la cuatrera y entregarla a la justicia. Pero en estos días de Bienal uno se pregunta: ¿qué tal si lo suyo no era más que una muestra de arte corporal (vacuno), totalmente desinteresada en el filete?