Aliosha, un ruso de 43 años, se despertó una mañana y decidió cambiar su vida. Se alistó y pensó que ese día inscribiría su nombre en el libro de los Récords Guinnes como el primer hombre que estaría más de 24 horas haciendo ejercicios, sin descansar, alimentarse o tomar agua. Sin previo entrenamiento, Aliosha montó su bicicleta y pedaleó 25 kilómetros hasta una playa cercana. Ahí nadó otros 30 kilómetros y nuevamente a bordo de su ciclo, se trasladó hasta una cancha de fútbol y pateó pelotas en los 90 minutos reglamentarios de juego, para luego, cual si fuera poco, intentar levantar varios kilogramos en un gimnasio. Claro que no logró completar su intento. Quince horas después de tanto ajetreo, Aliosha terminó su día en la cama de un hospital, víctima de un total agotamiento… Todo necesita preparación, ¿o no?