Resultó como su nombre, Lucky, porque afortunado fue este perro pomeriano que, cinco meses después de haberse perdido, fue regresado a su dueña en Rosemead, California, desde Sacramento, a 700 kilómetros de distancia. Funcionarios del Control de Animales lo encontraron vagando en la calle, y se salvó porque tenía un implante de identificación. Nadie sabe cómo Lucky pudo viajar tanto, pero si pudiera hablar contaría de seguro mejores historias que las de Lassie o Rintintín.