Una familia de Michigan echó a volar la imaginación tan alto que creyó haber encontrado —entre las flores y las rocas en su patio—, un huevo de alien, del tamaño de una pelota de baloncesto y que pesaba dos libras. «Creí que iba a romper y salir caminando. Parecía tan raro», dijo Glenn Key, el padre, quizá influenciado por las lecturas de ciencia ficción de su hijo Wyatt. Pero la fantasía familiar se desinfló cuando Phil Tedeschi, presidente de la Asociación de cazadores de setas dictaminó que el objeto no identificable era un hongo llamado comúnmente «bola inflada», y que el experto dice haberlos visto hasta del doble de grande, quizá hasta de tres pies de alto. «La experiencia fue bien extraña…», se contentan los Key, que no encontraron la llave para un encuentro cercano.