Ana Pérez, de 40 años, estaba desesperada por darle el «sí, quiero» a su novio y, para agilizar por la fuerza la propuesta, llamó a la policía con el pretexto de que estaba siendo atacada. Pero los uniformados no suelen tener mucha paciencia con las falsas llamadas de emergencia. Le levantaron cargos y peor aún, ella supo, rodeada de testigos, que su novio nunca tuvo interés en casarse.