Paul, el pulpo del acuario de Oberhausen, famoso por sus aciertos en los pronósticos de los partidos del Mundial de Sudáfrica, «recibió» una réplica del trofeo de la Copa.
Su trabajo había sido intenso al tener que escoger entre un mejillón y otro, de los colocados en sendas cajas plásticas con las banderas de los equipos. Lo cierto es que la victoria debía ser del país de donde el animalito iba a comer. Acertó ocho veces, incluida la final. Por eso el premio y quién sabe si unos kilos de más.