La serie se nombraría Vivir y morir de la risa. Autor: Cartel de la serie Publicado: 02/10/2025 | 10:24 pm
Lo he dicho varias veces, y nunca está de más recordar que un día como hoy (así se dice siempre), pero de 1994, fue creado el Centro del Buen Humor mediante la Resolución No. 51 del Ministerio de Cultura. Esta institución cultural nace para potenciar la actividad humorística en Cuba, mediante la promoción de sus mejores exponentes y la proyección hacia otros países de los principales valores de esta y el movimiento en su conjunto, según expresa el documento oficial.
También he recordado con anterioridad que este centro subordinado al Consejo Nacional de las Artes Escénicas pasó a llamarse Centro Promotor del Humor, a petición de los humoristas, el 26 de diciembre de 1995, manteniendo los objetivos, funciones y niveles de subordinación con los que nació… Para resumir y tal como ya he dicho: en diciembre venidero la «casa» de los humoristas cubanos estará celebrando 30 años de que se convirtiera en el Centro Promotor del Humor. Tres décadas de invaluable trabajo que se ha transformado en referente para todos los que gustan del humor ligado al pensamiento y como inagotable fuente de diversión, entretenimiento y eficaz «válvula de escape» ante una realidad compleja y estresante.
Ustedes, los asiduos lectores de JR se dirán: está bien JAPE, ya eso lo sabemos… y por qué esa «muela» en Los Regañones. Entonces yo, otra vez les hago un poco de historia:
En 2014, cuando ni el más adivino de todos los sabios se imaginaba cómo pernoctaríamos una década después, estábamos muy alegres, entusiastas, creativos y a las puertas de la celebración del 20mo. aniversario de la fundación del único centro estatal que abriga a los humoristas de su país, en todo el mundo. Esta distinción que nos convierte en pioneros a nivel universal se debe quizá porque nadie se arriesga a tanto… pero ya sabe cómo somos los cubanos, y los humoristas por extensión decidimos celebrar ese cumpleaños por todo lo alto, y en parte lo logramos a tal punto que hasta se nos ocurrió hacer una serie humorística (cuando aún no estaban de moda las series en Cuba) donde se narrara la historia del humor cubano de todos los tiempos y por ende del Centro Promotor del Humor.
Víctor Pagola con el equipo de realización. Salón Blanco, Teatro Karl Marx, 2014.
No voy a cargar de responsabilidad a todos. Los cabecillas fuimos Kike Quiñones (entonces director del Centro) y yo (que nunca he dirigido nada institucional). En poco tiempo reunimos al equipo de realizadores he hicimos una lista de medio centenar de posibles entrevistados que, con sus opiniones y vivencias, darían vida a cada capítulo temático. La serie se nombraría Vivir y morir de la risa. Los más aguzados entenderán el por qué llamarla así.
Aunque el capítulo nombrado CPH Aquelarre no estaba pensado como el primero de la serie por orden cronológico, estábamos disfrutando del tranquilo y prometedor año 2014 (ya lo dije) en que se celebraban los 20 del Centro. Así que este fue el primer y único capítulo que logramos hacer de aquella importante entrega documental.
Modestia aparte, fue un buen audiovisual histórico, con participación crucial de los más importantes hacedores de humor de entonces y de antaño que aún conservaban fresca la memoria y afilada la lengua. Ganamos varios premios incluyendo su proyección en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de ese año (ya saben cuál).
Osvaldo Doimeadiós, primer director del Centro y premio nacional de Humor 2012.
Por muchas razones, y porque pensábamos que siempre habría tiempo, dinero y condiciones para seguir, se fue extendiendo el parto de la segunda entrega, que nunca llegó. Quedaron almacenadas muchas entrevistas, muy interesantes, que con gran sinceridad y toda la responsabilidad de sus vidas y de su obra, nos entregaron los interpelados para dicho proyecto.
Quedó en el tintero, o mejor dicho, en el disco duro, el testimonio y la consideración sobre la historia del humor cubano de notables figuras que de alguna manera vivieron e incluso murieron con la hermosa y filantrópica misión de hacer reír a su pueblo. Otros, sin llegar a ser humoristas de manera profesional, dedicaron su impronta a apoyar, cuidar y salvaguardar el género y por ende nuestro acervo cultural e identidad.
Los Regañones, en su afán de dar a conocer algunos sucesos y protagonistas que han conformado la historia del humor cubano regresa, mejor dicho, propone, en su segunda temporada (es como se dice ahora), un acercamiento a esos artistas, a esas entrevistas cuyos fragmentos servirán de homenaje y recordatorio a estas figuras, a esas voces autorizadas, porque la historia merece ser contada por sus protagonistas. Esos que vivieron y murieron de la risa.
No adelantaré la lista de mis próximos invitados para no crear falsas expectativas, ni olvidar nombres. Usted síganos en cada edición de Los Regañones. Descubra y reviva la historia junto a ellos cada semana.