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De luto el buen humor

Antonio Alberto Gasalla falleció el pasado 18 de marzo a la edad de 84 años

Autor:

JAPE

Nos ha dicho adiós Flora, La Abuela, La empleada pública, Soledad, Inesita, Matilde, Barbara Don’t Worry, Cacho, Yolanda, La ama de casa, La gorda, La vedette en silla de ruedas, La estatua de la Libertad, Matilde… y muchos otros personajes que a lo largo de una inmensa trayectoria por el más sublime humor encarnó el actor argentino Antonio Alberto Gasalla.

El también guionista de televisión, dramaturgo, director, productor y profesor de teatro, ha muerto el pasado 18 de marzo a la edad de 84 años dejando un legado incalculable en el humor de todos los tiempo. Su obra en el teatro, la televisión y el cine es inmensa como inmenso y profundos eran cada uno de los personajes que encarnaba y que dejaban, además de mucha risa, una oportuna reflexión sobre los más elementales valores humanos y los sensibles momentos por lo que ha atravesado el hombre contemporáneo, y en particular su amada Argentina.

En una nota de despedida de la página digital Teleshow aseguran que «para millones de argentinos, Gasalla no era solo un actor. Era el hombre que, con una peluca y una carcajada forzada, se convertía en Mamá Cora, la abuela desquiciada de Esperando la carroza (1985), inmortalizando frases que hoy son parte del ADN cultural del país. Fue también La Empleada Pública, esa mujer resignada que enfrentaba la burocracia con una mezcla de ironía y hartazgo. Soledad Solari, la diva decadente. La Abuela, que en los años 90 y 2000 enloquecía a los invitados en los programas de Susana Giménez con preguntas incómodas y comentarios filosos. Gasalla tenía un don: su humor era un bisturí afilado, capaz de diseccionar la hipocresía con precisión quirúrgica. Nunca necesitó recurrir a lo fácil, a lo burdo. Hacía reír y, al mismo tiempo, obligaba a pensar».

A lo largo de su carrera, recibió numerosos premios y distinciones, incluidos el Premio Podestá a la Trayectoria Honorable otorgado por la Asociación Argentina de Actores y el Senado de la Nación. Fue conocido como El rey de la calle Corrientes (céntrica, cultural y popular avenida de Buenos Aires) por sus masivos y exitosos espectáculos teatrales.

En la década de los 80 del pasado siglo, Antonio Gasalla visitó Cuba presentándose en el Teatro Karl Marx con varias funciones que batieron récords de espectadores en dicha sala. Era una época en que el Conjunto Nacional de Espectáculos, dirigido por Alejandro García (Virulo), La Seña del Humor de Matanzas y el naciente Movimiento de Jóvenes Humoristas daban un punto de giro al humor cubano. Fueron años de intenso intercambio cultural, y el humor (gráfico, escénico y literario) llevaba la vanguardia con inolvidables espectáculos de nuestros humoristas e invitados foráneos que, entre otros, contó con el grupo argentino Les Luthiers. Una década cuyo colofón fue el 1er. Encuentro Latinoamericano de Humor (La Habana 1988) con figuras como el uruguayo Leo Maslíah, la argentina Cecilia Rosseto, el grupo de actrices venezolanas Las Moños sueltos y el mexicano Andrés Bustamante, unidos a las variadas y muy elaboradas propuestas de los humoristas del patio. Hubo además talleres, encuentros teóricos con estudiosos del tema, y la siempre agradable visita del amigo escritor y caricaturista argentino, Fontanarrosa.

Quizá por todo esto es que a muchos cubanos nos duele la partida de Gasalla, de la querida Mamá Cora que repletaba nuestras salas de cine con su Esperando la carroza. Y es que Antonio Gasalla también marcó muy hondo en nuestra manera de ver y pensar la risa.

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