La comedia dramática Tía Virginia integra el ciclo de cine brasileño. Autor: Tomada de Internet Publicado: 03/02/2024 | 09:17 pm
Algo así como La guantanamera, para la cultura cubana, viene a ser Aquarela do Brasil para los brasileños. El tema musical fue compuesto por Ary Barroso, en 1939, y muy pronto devino símbolo de la riqueza cultural de aquel país. Por ello me remito a la alegórica letra de la hermosa canción, que conocí en las voces de Gal Costa o Caetano Veloso, para invocar la Semana de Nuevo Cine Brasileño: del libro a la imagen, un ciclo que ocupará la pantalla de la Cinemateca, del 17 al 25 de febrero. Concebida para estrenar siete largometrajes, la Semana incluye algunos de los títulos más relevantes del período 2018-2023, buena parte de ellos inspirados en textos literarios, ya sea una obra teatral, un cuento, o incluso una canción.
Coordinado entre la Cinemateca de Cuba, la embajada de Brasil y la Escuela Internacional de Cine y TV (EICTV), de San Antonio de los Baños, el ciclo acompaña cinematográficamente el programa de la Feria del Libro, que tiene a esa nación como invitada, con el atractivo añadido de que cada largo de ficción irá acompañado por cortos realizados por estudiantes brasileños en la EICTV, y en uno u otro grupo hay varios títulos que se concentran en personajes de la comunidad LGBTIQ+. De modo que la ocasión se pinta idónea para ponernos al día en varios sentidos: el cine brasileño de hoy mismo, una parte de lo que hacen sus jóvenes realizadores en Cuba, y la evolución de un panorama audiovisual interesado en ampliar su sentido de diversidad inclusiva.
En cuanto a los largos, están O Beijo no Asfalto (2018, Murilo Benício), que inaugurará oficialmente el ciclo, el sábado 17, y se inspira en la pieza teatral homónima escrita por Nelson Rodrigues (en cuya obra se inspiran clásicos del cine brasileño como Boca de oro, La difunta y Toda desnudez será castigada); O livro dos prazeres (2022, Marcela Lordy) según un relato corto de Clarice Lispector (conocida mundialmente por su novela La hora de la estrella), El club de los ángeles (2022, Angelo Defanti) basada en la novela homónima de Luis Fernando Verissimo, conocido por numerosas obras centradas en la sátira de las costumbres, y Eduardo e Mônica (2022, René Sampaio) una historia de amor cuya anécdota se inspira en la letra de una canción del mismo nombre, de Renato Russo, vocalista de una famosa banda de rock brasileña.
A estas cuatro adaptaciones literarias, se añaden otras tres películas importantes para aquilatar la variedad temática y formal del cine brasileño contemporáneo: la comedia dramática Tía Virginia, el filme de aprendizaje con matices de melodrama La tristeza vive aquí adentro (2023, ópera prima de Haroldo Borges) y la biografía histórica Marighella (2019, Wagner Moura) que asume la herencia ideológica y narra los últimos años de Carlos Marighella (1911-1969), guerrillero, escritor y político afrodescendiente que lideró uno de los mayores movimientos de resistencia contra la dictadura militar en Brasil en los años 60. Inclinado visiblemente al género policial, el filme nunca pierde de vista la ilustración de la vida y el pensamiento de un hombre que se transformó en símbolo de la resistencia a la tiranía derechista y opresora, una lucha cuya trascendencia es demostrada por el filme, ya sea en los años 60 o hace un par de años.
Un adolescente de un pequeño pueblo del interior debe superar la tragedia de una ceguera degenerativa, y del primer amor, no correspondido, en La tristeza vive aquí adentro, que aborda la adolescencia y el tema de la enfermedad, tratando de evitar a toda costa la sacarosa, la ñoñería o el excesivo sentimentalismo, pero nunca renunciar a provocar en el espectador una sensación de positiva identificación, incentivada por el realismo de los espacios, y los actores no profesionales. Hermosa, potente, y habilitada para gustarle a cualquier espectador, brasileño o extranjero, La tristeza… fue premiada por el mejor montaje en el Festival de Málaga, y como mejor película, premio del público, y mejor edición en el Festival Internacional de Mar del Plata.
El egresado de la EICTV Fabio Meira dirigió y escribió en 2023 la excelente comedia dramática Tía Virginia (2023), que ganó el premio de la prensa, el de mejor actriz (Vera Holtz), mejor guion, dirección de arte y diseño sonoro en el Festival de Gramado, uno de los más importantes termómetros del cine nacional. La acción transcurre en un solo día, cuando la septuagenaria tía Virginia —que nunca se casó ni tuvo hijos debido a su papel de cuidadora— va a recibir a sus hermanas Vanda y Valquiria (interpretadas nada menos que por Arlete Salles y Louise Cardoso), de visita por Navidad. Al igual que en su película anterior, Las dos Irenes, Meira explora a fondo los vínculos de sangre, la culpa y la responsabilidad de cada personaje, mientras las tres actrices fabrican delicada filigrana con las emociones de sus personajes.
Hasta este punto del texto intenté ahorrar mi espacio para recomendar los largometrajes, pero quise dejar lugar para mencionar al menos los cortos que los acompañan, todos divididos en dos grupos: los que se ambientan en Cuba, en tanto fueron realizados por muy talentosos estudiantes brasileños de la EICTV, y una selección dedicada a situaciones dramáticas de signo LGTBIQ +. En los dos grupos clasifica Soberane (2022), un corto realizado en blanco y negro, premiado en el selectivo Festival de Locarno, y que habla sobre una pareja que debe asumir la separación porque ha concluido la estancia en Cuba por estudios.
En cuanto a los cortos realizados por brasileños en Cuba, se destacan en el ciclo La travesía (2019), sobre un hombre solitario que emprende una travesía por la Sierra Maestra, y luego parece diluirse en el paisaje; Pattaki (2018) sobre cubanos atrapados en la cotidianidad de la escasez de agua y que son hipnotizados por los poderes de Yemayá; El mar también es suyo (2022) sobre una mujer que recuerda, entre la pesadilla y el recuerdo, un aborto que vivió y otros fantasmas que la acompañan; Aurora (2018), sobre tres mujeres que reinterpretan sus conflictos en el palco de un teatro destruido; y Los niños lobo (2020) en el cual dos niños cubanos reconstruyen el pasado de su padre, un combatiente que sobrevivió en la guerra de Angola.
Al incluir estos cortos realizados por brasileños en la EICTV pudiera renovarse el debate respecto a los límites del cine nacional: ¿son cubanos en tanto se concibieron en el espacio material y espiritual de la Isla, aunque sus directores provinieran de otro país? Cada espectador tendrá su respuesta a tal interrogante, pero cuesta mucho pensar que deben quedarse fuera de los mejores catálogos del cine cubano dos cortos como Los minutos, las horas (2009, Janaína Marques Ribeiro) protagonizado por Laura de la Uz en el papel de una consagrada cuidadora, en un barrio humilde habanero, que decide aceptar las propuestas, momentáneamente emancipadoras, de un galán ocasional; y El enemigo (2014), de Aldemar Matías, que ocurre en medio de una campaña de fumigación y profundiza en los conflictos de una inspectora, dedicada a la ingrata tarea de multar a los ciudadanos con criaderos en sus viviendas.
El filme Los minutos, las horas está protagonizado por Laura de la Uz. Foto : Tomada de Internet.
Los diversos aspectos de la seducción y la atracción, la pareja y el compromiso, entre personajes de LGTBIQ+, es decir, lesbianas, gays, transgéneros, bisexuales, intersexuales, queer y más, aparece en cortos muy recientes (Inconcluso, El tronar, Patuá, Cuna) y otros alejados por varios años, como Quindim, de 2018, que ocurre en una sola escena, cuando una brasileña enseña a una cubana, a elaborar una receta de un dulce tradicional llamado Quindim; mientras baten huevos y mezclan coco rallado, hablan de los problemas inherentes a la condición de madre, pero sienten el calor y la humedad de una cocina pequeña, y todo parece favorecer el acercamiento físico. Así son presentados solo «por arribita», los largos y cortos brasileños elegidos para celebrar el arte y la literatura de aquel país, invitado a la Feria del Libro.