Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Nasobuco y alcohol

Autor:

JAPE

Juan Prieto se sentía incómodo. Este asunto de la epidemia lo tenía preocupado. Estaba turbado, no por el hecho de la amenaza universal, sino por tener que estar en casa sin recursos, pues los había despilfarrado todo en su más reciente «cumbancha». Juanito era fiestero, pachanguero, gozador y llamaba recursos a varias botellas de ron, un par de decenas de cervezas y un plato fuerte sustancioso, variado, considerable…, para acompañar al «ejército etílico».

Esta vez la cosa estaba fea. Las medidas lo atraparon «fuera de base», y no podía salir a la calle en busca de cosas porque además de estar en cero dinero, afuera no había ni era recomendable buscar nada. A pesar de todo, en el fondo se sentía optimista. Llamó a su amigo Esteban que tantas veces lo había asistido en sus asiduas «descargas».

—Hermano, estoy triste, cabizbajo, pensativo y pesaroso porque Julia y yo estamos solos en casa, sin recursos, en este difícil momento… ¿Me puedes tirar un cabo?

Al principio se escuchó un breve silencio. Luego su amigo contestó desde el otro lado de la línea:

—Bueno, Juanito, no te preocupes, en un rato paso por allá y te llevo nasobuco y alcohol.

La cara de Juan Prieto se alumbró como bombillo incandescente:

—¡Gracias, Esteban! ¡Ese es mi brother, mi yunta! Yo sabía que tú no me ibas a fallar. ¡Aquí te esperamos!

Colgó el teléfono y llamó a Julia, su esposa:

—¡Julita, prepara la parrillada que Esteban viene para acá!

—¿Qué cosa es eso, Juanito? ¿Cómo que Esteban viene si no se deben hacer visitas innecesarias ni armar fiestas ni jolgorios?

—Ah, no seas boba, Esteban tampoco le tiene miedo a nada. Le di un timbrazo y me dijo que viene pa’ca con nasobuco y alcohol.

—Pero si ahí nosotros tenemos esas cosas, incluso yo compré hipoclorito…

—Qué boba eres… ¡Es una metáfora, mija! ¿Tú no conoces a Esteban? Es tremendo jodedor. ¿No te acuerdas de la vez que venía el ciclón, lo llamé y me dijo: «Voy para allá con vientos fuertes e inundaciones», y trajo una caja de chicharrones de viento y un garrafón de vino tinto?

Julia asintió con la cabeza.

—¿Y la vez que anunciaron aquel frente frío tremendo y me dijo que venía con mucha llovizna y bajas temperaturas, y se apareció con cinco libras de picadillo de res y una caja de cerveza?

Julia volvió a asentir con la cabeza y sonrió un poco.

—Estoy seguro de que eso de nasobuco puede ser… un trozo de puerco, y lo del alcohol está claro: ¡un par de botellas de ron! Así que prepara condiciones que tenemos fiesta y pachanga —dijo Juan.

Apenas Julia se retiró tocaron a la puerta. Juanito abrió alegremente y se quedó sorprendido al ver a Esteban con varios nasobucos en su diestra y una botella de alcohol de farmacia que sostenía con la mano izquierda.

—¿Qué es eso, Esteban? —preguntó Juanito boquiabierto.

—¡Lo que me pediste! Nasobuco y alcohol para esterilizar las manos y lo que haga falta.

—Bueno…, yo pensé que era una metáfora tuya. Lo que me hace falta es un poco de bebida y algo pa’ picar.

Esteban respiró profundo y le habló pausado a su amigo Juanito.

—Si no te hace falta lo que te traje, me lo llevo. Y me voy que no son tiempos de andar lejos de casa ni de metáforas.

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.