Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

La magia del arte circense

Bajo el nombre de Galas de verano, un elenco de lujo del Circo Nacional de Cuba e invitados, planta su carpa en varios territorios del país

Autor:

Lisandra Gómez Guerra

SANCTI SPÍRITUS.— Mucha expectativa se respira cuando todo queda a oscuras y el silencio se acomoda en gradas y escenario. Sin esperarlo un sonido estridente, acompañado de luces multicolores batuquea a los cuerpos de los asientos y las ovaciones se escuchan más que el redoble del tambor. ¡Llegó el circo! No queda más que disfrutar cómodamente cada segundo de lo que se reconoce como la más antigua y popular entre las modalidades escénicas del mundo.

Y justamente, como ya es habitual en el verano esta opción seguida por las diferentes generaciones planta bandera —gracias a las giras que diseña el Circo Nacional de Cuba— en varios territorios del país. Afortunadamente, Sancti Spíritus resultó una de esas tierras firmes, a donde siempre regresa para en cada ocasión regalarnos un espectáculo diferente.

En esta ocasión el pretexto tiene como nombre Giras de verano, la cual convoca al deleite de un espectáculo de variedades con acrobacia, malabares, equilibrio, magia y simpáticos payasos. Una fusión perfecta protagonizada, sobre todo, por un talento muy joven conducido por experimentados artistas.

Precisamente, una de las que conoce mejor cuánto sacrificio y entrega significa laboral en el circo es Dalí, quien ha sido capaz de mover con su cuerpo 81 hula hula, aunque actualmente una hernia le obligue a sostener una treintena.

«Para muchas personas resulta fácil nuestra labor y para nada lo es. Dedicamos horas y horas de entrenamiento y permanecemos mucho tiempo fuera de casa. Pero, todo vale la pena cuando el público nos recibe con sus calurosos aplausos», dice.

Ese premio agasaja a todo el colectivo y ha sido la mejor recompensa para el venezolano Luis Omaña, quien le arrancó más de un suspiro, a quienes llegaron a la Sala Yara de la ciudad del Yayabo, al demostrar que con sus brazos puede sostener al resto de su cuerpo.

«Se nota que hay una cultura circense porque reconocen los elementos que implican una complejidad técnica. Por eso, ovacionan en el momento exacto. Nunca había tenido esa experiencia con mi público caraqueño, el cual está más acostumbrado al teatro y la danza», refiere, quien junto con su hermano gemelo José, de cintas aéreas, decidió aplicar a la convocatoria que hace todos los años el Circo Nacional de Cuba para asumir dentro de su repertorio a propuestas internacionales.

Una idea que resulta seguida por muchos artistas en el orbe y que sólo pocos son elegidos. «El circo cubano tiene un nivel muy avanzado, un proceso de escolaridad muy desarrollado que en mi país es una utopía. Ha sido un honor formar parte de estas Giras de verano porque respetamos mucho el trabajo de acá. Sin dudas, ha sido una experiencia de constante aprendizaje», acota el joven.

Como esos hermanos, con números independientes han cruzado el mar, los mexicanos Ana Judí Corre Rosado y José Enrique Hernández Sánchez, un dueto de trapecio que en cada presentación hace cortar por escasos segundos la respiración. «En nuestro caso, somos alumnos de la licenciatura en Artes Escénicas y Circenses Contemporáneas en la Universidad Mesoamericana, de Puebla, donde existe un convenio con la Escuela Nacional de Circo para el intercambio. Nuestros profesores fueron, en su mayoría, formados acá, por lo que es este uno de nuestros referentes», alega Ana.

Mientras que su compañero —también en la vida— reconoce que les ha sorprendido como muchas personas los han parado en la calle no sólo para la felicitación oportuna, sino para dialogar sobre la historia de su arte.

«Nos llevaremos de Cuba tantas experiencias, colmadas de enseñanzas que este verano perdurará en nuestros corazones; además de las muchas amistades que no olvidaremos. De todo eso compartiremos con nuestros compañeros de clase», opina la jovencita de 22 años, capaz de ejecutar desprendidas, elementos de fuerzas y hasta adagio en el piso.

Una de las propuestas que ha roto récord de aplausos es la del trío de acrobacia Los Bucaneros, integrado por alumnos que recién concluyeron su segundo año en la Escuela Nacional de Circo. Fabián Mena, quien funge como base no se cansa de agradecer la oportunidad de sumarse al periplo.

«Nos ayuda a visibilizarnos para futuros trabajos, coger pistas, perder el miedo escénico y dialogar con el público», acota, este fanático a los Piratas del Caribe.

Con sólo un año de montaje, el número que regala el colectivo bisoño demuestra la valía y vitalidad de esa expresión artística capaz de arrastrar a multitudes, a pesar de otras opciones tentadoras, incluso a la vuelta de un click.

«Desde muy pequeños nos involucramos en proyectos circenses y cuando tuvimos la edad requerida nos aventuramos hacer las pruebas para entrar en la escuela y ya en pocos meses nos graduaremos para seguir esta carrera compleja pero gratificante», concluye quien conoce más allá de los colores de su barrio habanero, gracias también al arte.

Las Galas de verano seguirán su paso arrollador por Holguín (5-11 de agosto); Bayamo (12-18 de agosto) y culminará en Guantánamo (19-25 de agosto) con la aspiración de convertirse en la opción más tentadora de esta etapa estival por regalar una propuesta diferente, con calidad y para el goce en conjunto de toda la familia.

Dalí es la dueña de los hula hula.

Luis Omaña no deja de sorprenderse por la cultura circense del público con el que ha intercambiado.

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