Tal cual lo expresa esta pieza del mural colectivo, creado desde pinceles noveles, la ciudad con más de medio milenio de vida se rejuvenece. Autor: Yahily Hernández Porto Publicado: 21/09/2017 | 06:16 pm
CAMAGÜEY.— Jóvenes de la vanguardia artística cubana dibujan su ciudad en un gran mural colectivo que refleja aporte de los pintores a la transformación que experimenta la urbe, de más de medio milenio de vida, en las instalaciones construidas especialmente para el disfrute y el esparcimiento de toda la familia camagüeyana.
Una gigantografía, de más de 20 metros de largo por unos dos de altura, es uno de los agasajos de los jóvenes artistas de la Asociación Hermanos Saíz (AHS), a las actividades por el cierre del verano, en esta provincia, sede nacional de la gran fiesta estival.
Yara Ramírez, jefa de la Sección de Artes Plásticas en la AHS de Camagüey expresó que «el mural colectivo perdurará tal cual el eterno verano que es Cuba. Los jóvenes —agregó—nos sumamos a la iniciativa de ambientar, desde la pintura y el arte, este escenario transformado para bien de nuestra legendaria ciudad», subrayó.
Los pintores Odalis Ochoa, Alexander Hernández, Madelín Montero, Daykel Varegas, Andy Pérez e Iván Carbonell (Machuty) son los autores de esta intervención pública, ubicada en la entrada del ambicioso y multifuncional complejo recreativo, cultural y deportivo —aún en construcción—; que se edifica en la zona aledaña al río Hatibonico; en la céntrica calle Matadero, conocido popularmente por el antiguo Mercado el Río (candonga).
«La obra —expresó Yara— posee un ritmo de transformación, muy semejante al que actualmente se percibe en este lugar, y contiene una implicación desde lo artístico y las diferentes tendencias del arte, con la realidad que se vive en este reluciente parque multifuncional».
Entre las tendencias o movimientos artísticos que se expresan en la obra plástica juvenil destacan el surrealismo, el impresionismo y hasta el paisaje urbano. Cada cual se hermana precisamente con caballos de empuje futurista, caricaturas de personajes que pernoctaron en el antiguo y deteriorado lugar, carros de época, los necesarios coches o quitrines para el trasporte o carga de equipajes y con el robustecer de una ciudad colonial, mirando necesariamente al Hatibonico.
Los talentos noveles vuelven a impresionar y sus pinceles y trazos dibujan su ciudad, regalo que recuerda que por muy feo y sucio que esté un lugar, con el empeño de todos se puede transformar.