Fotograma de la cinta En el nombre de la hija. Autor: Juventud Rebelde Publicado: 21/09/2017 | 05:45 pm
Al homenaje de Ecuador, país invitado de la Feria Internacional del Libro, se suma el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (Icaic) con una muestra de películas de ese país en el Multicine Infanta. Doce miradas del cine ecuatoriano se titula la selección filmográfica que quedará inaugurada hoy.
El Icaic también está presente en el evento literario más importante del país con 14 títulos. Las publicaciones estarán a disposición de los lectores en el Centro Cultural Dulce María Loynaz y la Casa del ALBA Cultural.
La muestra de cine inicia con la proyección del documental Con mi corazón en Yambo, de la realizadora María Fernanda Restrepo. El material cuenta, con ternura y heroísmo, el caso de la búsqueda de Santiago y Andrés, hermanos mayores de la realizadora, que desaparecieron en extrañas circunstancias.
En la odisea por encontrarlos se topan con una clase política indolente, una institución policial criminal y todo un pueblo dispuesto a respaldar la verdad.
Según fuentes consultadas, el filme contiene material nunca antes visto sobre este caso, que se reabrió con una última búsqueda en el Yambo, territorio de la laguna del mismo nombre en la provincia de Cotopaxi.
A una comunidad de la Península de Santa Elena nos traslada De cuando la muerte nos visitó, donde la directora Yanara Guayasamín nos presenta, a través de muchos personajes, a la auténtica protagonista: la muerte. Mientras que Baltazar Ushka, el tiempo congelado, de Igor y José Antonio Guayasamín, nos adentra en la cosmovisión de los pueblos de los Andes ecuatorianos, y dibuja el retrato de un personaje inolvidable: el último hielero del volcán Chimborazo.
Para mostrarnos dos caras opuestas de la sociedad en la ciudad de Quito: el norte con barrios acomodados y el sur con la pobreza, el director Tito Jara nos sitúa con A tus espaldas, en realidades complejas y distintas que están divididas geográficamente por la estatua de la Virgen del Panecillo.
Dos historias extraordinarias, unidas por la marca indeleble de la sangre, nos entrega Carla Valencia para contarnos de sus Abuelos, y reflexionar acerca de temas como el exilio, el origen y el desenlace, el horror y el milagro.
De 2010 es Prometeo deportado, una realización de Fernando Mieles que narra los avatares de un grupo de ecuatorianos retenidos en un aeropuerto, donde, a medida que avanza el tiempo, las condiciones de vida se deterioran hasta límites infrahumanos. Los más fuertes se apoderan de los pocos bienes que los otros traen consigo. Se instala el caos. Prometeo y Afrodita, allí adentro, construyen algo de ilusión, y otro lugar parece ser posible.
En tanto, a una suerte de comedia triste e irreverente, donde la mente fantástica de una niña rompe para siempre con los dogmas de dos generaciones, nos acerca En el nombre de la hija. El filme narra la historia de una pequeña de nueve años cuyo nombre está en disputa, circunstancia que la lleva a una lucha interna tratando de encontrarse y de escuchar su propia voz.
En 96 minutos nos aproximamos a Blanquito, el Pescador de una historia que entrelaza las aspiraciones de un joven por hacer realidad sus sueños y enfrentar las complejidades del mundo que le rodea. El director Sebastián Cordero, recordado por su película Ratas, ratones, rateros, nos describe cómo una mañana aparecen en la orilla de la playa una serie de cajas de madera con cocaína y Blanquito, en lugar de vender la droga a los narcos, decide embarcarse en un viaje hacia sus anhelos y descubrir su propio espíritu.
Se suman el documental no verbal Yakuaya, la esencia del agua, que nos invita a acompañar el recorrido de una gota de agua que se origina en un glaciar; y la cinta infantil Sara la espantapájaros, cuyo anhelo es aprender a volar. Completan la lista de 12 películas Impulso, que relata el viaje de Jessica a la hacienda de sus tíos, donde todos parecen guardar un secreto; y Labranza oculta, cinta en la cual descubrimos, en medio de las obras de restauración de una casa colonial, a los albañiles encargados de la remodelación. Ellos cuentan sus vidas para recordarnos que son esos seres, los que trabajan duro y casi siempre desde el anonimato, los que labran la historia.