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Mi querida amiga Mayra Navarro, la excelente narradora oral, me envía un mensaje muy interesante acerca de la importancia de la letra cursiva. Entre otras cosas dice: «En la escritura cursiva, el hecho de que las letras estén unidas una a la otra por trazos permite que el pensamiento fluya con armonía de la mente a la hoja de papel. Al ligar las letras con la línea, quien escribe vincula los pensamientos traduciéndolos en palabras». Enseñemos a nuestros niños a practicar la cursiva.
Quisiera escribir, con puntaje alto y en negritas —si los encargados de la redacción me lo permiten—, algo que aclaro con bastante frecuencia: Degustar no es comer, sino probar. Impasse no es tregua, sino callejón sin salida. Premios Nobel y no: Nóbel. El último estadio de la enfermedad, pero no: el último estadío de la patología.
Oí: «Competirán por el título de la pelota cubano». Debió decirse: cubana, porque se refiere a la palabra «pelota», que es la más cercana al ad-jetivo.
Las maldiciones gitanas poseen un ingenio y una gracia dignos de mayor divulgación. Una que cita Alejo Carpentier en sus Crónicas de viajes por España, resulta impublicable aquí. A mi querida amiga Berta Pérez Arenas le escuché otra que, como decimos los cubanos, no tiene desperdicio. «Albañiles tengas en tu casa». Si conoces alguna otra, házmela saber, por favor.
No es lo mismo: «creer a» que «creer en». Hay un matiz diferenciador entre ambas; la primera denota credulidad, la segunda, fe.
Recuerda: intemperie viene de tiempo, no digas: «interperie».
Las respuestas de hoy
Estimado lector: por supuesto, «volver a reiterar» es un error. La voz reiterar indica la repetición; sobra «volver a». Dice que oyó: «Yo soy de las que opino». Claro está que debió haberse dicho: «Yo soy de las que opinan». Sí, de esas que opinan, es una de ellas.
