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Seducido por la imagen

Karel Ducasse deja su corazón en cada obra hecha. El joven realizador de audiovisuales explica que de otra manera no sería artista

Autor:

Amalia Ramos Ivisate

Amante de la historia y el arte, y deseoso de un futuro mejor, Karel Ducasse Manzano, graduado de la Facultad de Medios de Comunicación Audiovisual (FAMCA), busca siempre temas intensos y que problematicen la realidad.  Guionista y director sobre todo de spots, documentales y series animadas como Piófilo y Cascarón, el joven creador se ha acercado más recientemente a la realización de cortos de ficción.

Ganador en 2005 del tercer premio en la categoría Spot, del XXIV Concurso de Cine, TV y video Cine Plaza, por el mensaje Para la vida: Alcoholismo femenino; y del premio colateral otorgado por UNICEF en el concurso nacional Imagen de Cristal, Karel se halla entre quienes piensan que ni un solo instante se deja de aprender. «No solo aprendí de Enrique Colina, Alejandro Ramírez, Gerardo Fernández, mis profesores, sino que cada día las personas más diversas me enseñan. Otra escuela la encuentro en las buenas obras de muchos directores, las cuales invitan a ser mejor. Un ejemplo tremendo es Fernando Pérez.

«Busco temas difíciles de abordar y poco presentados. Me motiva dar un mensaje positivo a través de algo conflictivo. He tratado la censura, el alcoholismo femenino y el derecho a la participación. Es satisfactorio echar a andar el pensamiento de la gente».

—¿Cómo surge la idea de crear las series Piófilo y Cascarón?

—La idea original no fue mía. Escribí los guiones iniciales con el fin de contraponer dos personajes: un pollo y un huevo. El primero era más serio, como el hermano mayor, mientras el segundo se comporta de un modo travieso y divertido. Este recurso de confrontar dos personajes se ha usado con frecuencia. Lo mismo en Elpidio Valdés, que en Tom y Jerry.

Por la serie de animación Palabreando, Karel recibió en 2008 el premio colateral que otorgó la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí en el  XXX Concurso de Radio, Cine y TV Caracol. Sobre ella comentó: «La mayoría de mis creaciones van encaminadas al mejoramiento de la sociedad en que vivo, pues me preocupa la realidad cubana y mundial. Palabreando es un acercamiento a la historia de las palabras, qué significan, de dónde vienen. A partir de ello intento enseñar algo útil y valioso a los niños, porque actualmente se está maltratando mucho el idioma».

—Muy polémico resultó un documental como Zona de silencio, donde muestra las limitaciones que puede provocar la censura en la creación artística.

—Actualmente aún existen algunos impedimentos, barreras que pueden entorpecer la creación artística. No creo saludable la censura que corta el pensamiento y limita las ideas. El campo del arte exige variedad, diversos puntos de vistas, al tiempo que los artistas deben tener el derecho de consultar cualquier fuente.

—¿Cuánto le aportó participar en el largometraje documental Dentro de 50 años?

Dentro de 50 años me dio la oportunidad, por primera vez, de entrar de forma directa al ICAIC, pues ese contacto físico y espiritual no lo había tenido antes. Tocar esas paredes y caminar por donde pasó Titón, sentarme en donde pudo hacerlo Alfredo Guevara resultó para mí un estímulo tremendo. En ese documental, sin dejar de complejizarla, traté la historia de los 50 años del ICAIC con respeto, pues para mí ha sido la institución cultural más importante del país.

—¿En qué condiciones se están produciendo audiovisuales en Cuba?

—Habría que valorar las condiciones espirituales y también las materiales. Las primeras importan mucho y a veces pierden su peso, pues se culpa la parte práctica. Para empezar hay que tener deseos de trabajar y buenas ideas, si no le pones corazón a tus proyectos no eres artista. Después influye lo material, y en Cuba, que no escapa de la crisis mundial, se está filmando con mucho trabajo. El presupuesto es ínfimo, pero fundamental en una labor de este tipo.

—¿Cuál es su creación más querida?

—Estimo en mayor grado el documental Zona..., porque me recuerda la etapa de estudiante. Fue mi tesis de graduación de documental, el primer gran trabajo. Le tengo mucho cariño. Sabía que trataba un tema complicado, pero me encaminó y abrió otras puertas, a pesar de tener imperfecciones.

—¿Nuevos proyectos?

—Acabo de terminar mi primer corto de ficción, algo que no había realizado, y codirigí con la directora María Elisa Pérez Leal un corto para una película colectiva de animación con un tema central común. Asimismo estoy en proceso de montaje de un tercer documental, me preparo para hacer otro corto de ficción y estoy dirigiendo el segundo capítulo de mi serie de animación para niños Los cuentos de Panchito, sobre mitología aborigen taína. Continúo estudiando fotografía y edición, pues no me gusta detenerme, la preparación nunca sobra.

Karel marcha seguro de sí, deseoso de hacer, y revela su vocación cuando afirma: «Siempre supe que terminaría en un trabajo así, amo este mundo».

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