Serie Don Quijote y Sancho Autor: LAZ Publicado: 21/09/2017 | 05:01 pm
Mercedes Crespo, mi querida amiga, es una conocedora de Asia, de quien tenemos mucho que aprender todos. Hoy me contó algo que no sospechaba siquiera: la República Popular China está conformada por 56 minorías étnicas. Los han (pronúnciese aproximadamente: jan), constituyen el 92 por ciento de la población, y el resto está constituido por las otras 55. Los chinos que conocemos, los que vinieron a Cuba, son, en su mayoría, los han. Se cree que hubo también algunos manchúes. Cada una de estas minorías habla su propia lengua.
Tres palabras de origen helénico, que tienen una etimología muy interesante: teatro, del latín theatrum, y esta, de una voz griega, derivada del verbo mirar. Escena, del griego skené, a través del latín scena, significa cobertizo de ramas. Algunos lingüistas aseguran que así llamaban a una pared de piedra, delante de la cual se situaban los actores. La escuela de Platón, Academia, estaba en las afueras de Atenas, en una arboleda —Academo, en honor de un héroe mitológico—. En el Diccionario de la Real Academia Española se lee: Casa con jardín, cerca de Atenas, junto al gimnasio del héroe Academo, donde enseñaron Platón y otros filósofos. Por cierto, gimnasio procede del latín, y este, a su vez, de una voz griega que quería decir: desnudo. Cuentan que los ejercicios se realizaban sin ropa alguna.
En cuanto a la pronunciación española, opinaba Quintiliano: «En aquello que es como ley consentida por todos, es duro hacer novedad».
Lente viene de lenteja. De género ambiguo. Resulta correcto decir: «Se compró unos lentes oscuros»; pero se aconseja: «... unas lentes oscuras». Los cubanos empleamos, en este caso, la palabra en género masculino.