Pachi Naranjo,director de La Original de Manzanillo.
Cuando corría como otros muchos niños por las calles de su natal Manzanillo, detrás del pintoresco órgano llevado sobre la cama de un camión, con su música cadenciosa, no imaginaba el pequeño Wilfredo Naranjo Verdecia que un día fundaría la primera orquesta charanga de esa ciudad, y menos aún, que alcanzaría con esta 45 años de fama, reconocida por los más exigentes bailadores del país y de otros lares.Tal vez entonces, «Pachi» —así le llamaron siempre— soñaba con alcanzar la gloria como lanzador de béisbol o futbolista goleador; sin embargo, para suerte de Cuba y de la buena música del planeta, debió ceder en aquellas ilusiones, en parte para complacer un pedido familiar, encaminado, quizá, a cimentar sus cualidades como cantante, que a la postre el azar también trastocó.
Hoy son muchas las razones para que la música, los manzanilleros y toda Cuba celebren junto a Pachi Naranjo y los «originales», este cumpleaños de una de las familias más auténticas de la música contemporánea. Su primera actuación pública fue el 21 de diciembre de 1963, en un centro recreativo de la Ciudad del Golfo.
Son reconocidos los triunfos en escenarios nacionales e internacionales de esta agrupación que continúa adelante con igual devoción en su perenne creatividad y, lo más importante, con la capacidad de cultivar —siempre de una manera muy suya— las diversas vertientes de la música popular cubana.
Se trata de una orquesta no solo insignia de Manzanillo y de la provincia de Granma, sino también de la nación, porque, desde que nació, en su musicalidad está presente lo más autóctono de nuestra cubanía y particularmente de la región que bañan las aguas del Guacanayabo, donde prevalece una forma muy propia de cultivar el son, género que los «originales» defienden con peculiar devoción.
Tal celo no es casual. Desde su más temprana infancia Pachi —su líder natural y principal arreglista— ha estado vinculado con la cultura musical de su Manzanillo, ciudad donde también nacieron otros sobresalientes músicos como el inolvidable Carlos Borbolla, quien en el siglo pasado «aplatanó» los grandes órganos de origen francés, al incorporarles un repertorio netamente cubano, haciéndolos sobre todo «sonear».
Pero, la Original expresa, además, la alegría peculiar de los manzanilleros naturales, heredada en buena medida de emigrantes españoles de Andalucía; júbilo popular, que enraizado también con África, se desborda y convierte en torrente arrollador por las calles de la ciudad durante sus tradicionales carnavales, los cuales transmiten igualmente la pasión amorosa de sus trovadores mediante serenatas a la mujer amada o para congratular al buen amigo.
La Original defiende y transmite cubanía, no desde un marco estrecho y elitista, sino desde lo más autóctono de las raíces de su pueblo; por ello su música es recibida siempre con igual desborde de alegría por los cubanos de cualquier rincón de la Isla, más aún si les llega alejados de la patria, e incluso por personas de otras latitudes capaces de disfrutar la buena música, porque esa es la máxima en el repertorio de esta orquesta.
Así lo corroboran los testimonios de compatriotas que han tenido la suerte de compartir sus exitosas actuaciones en numerosos escenarios internacionales.
De ahí que toda Cuba, desde San Antonio a Maisí, ha bailado con la Original, pero también los amantes de la música cubana y latinoamericana durante giras de esta agrupación por escenarios de Alemania, Bélgica, Canadá, Colombia, Costa de Marfil, España, Francia, Holanda, Malí, México, Nicaragua, Panamá, Rusia, Togo y Venezuela.
Muchos han sido los momentos cumbres de la Original a lo largo de cuatro décadas y media de vida artística, desde que sus músicos decidieron un buen día unir talentos, sueños y afanes, cuyo fruto más genuino ha sido el enriquecimiento del cancionero musical cubano y latinoamericano.