Foto: Roberto Morejón Una amplia variedad de productos artesanales que distinguen por su buen gusto y calidad fueron promovidos del 8 al 16 de diciembre en el recinto ferial de PABEXPO, sede de la XI Feria Internacional de Artesanía FIART 2007. Organizada por el Fondo de Bienes Culturales y bajo el lema Artesanía, diseño e identidad, esta fiesta del arte y la creatividad de los pueblos tuvo entre sus principales atractivos, además de la expoventa, los desfiles de modas, talleres y encuentros teóricos con creadores y especialistas procedentes de cerca de una veintena de países.
Artesanos de todas las provincias de Cuba y de naciones con una rica tradición artesanal, como Perú, Bolivia, Colombia, Ecuador, Guatemala, México, Venezuela, Indonesia, España, entre otras, trajeron a Cuba varias muestras de sus creaciones. Bisuterías, calzados, lencería, esculturas, muebles y tallas, cerámicas, accesorios, ocuparon los espacios habilitados para la ocasión, donde se impuso el uso de la técnica y las habilidades artesanales como expresión de la identidad y diversidad de los pueblos.
La presencia del diseño contemporáneo aplicado a la obra artesanal, vehículo integrador de tradición y modernidad, distinguió también a esta fiesta de los artesanos, calificada por Abel Prieto, ministro de Cultura, como una feria de calidad, donde se evidencia un salto importante en la diversidad y rigor de las piezas.
Lástima que junto a productos de altísimo valor artístico se encontraran otros que «de chiripa» lograron clasificar. Tal es el caso, por ejemplo, de algunas de las obras traídas por artesanos de otros países. Exceptuando a Indonesia, que sobresalió por sus cestas y tejidos, y al conjunto de piezas de la familia Ore, de Perú, la mayoría de las ofertas internacionales carecieron de variedad en el diseño y propuesta artesanal.
Mucha bisutería nos llegó, en esta edición, de España, Perú, Guatemala, así como una variada gama de productos demasiado comerciales que están en cualquier feria del mundo (los mismos bolsos y bufandas). Como si fueran esos los únicos elementos identitarios de esas culturas. Lo anterior contrastó bastante con las propuestas del patio, donde se hizo una rigurosa selección de las obras a exponer o comercializar.
Buen gusto y calidad diferenciaron los stands de provincias, entre los que sobresalieron Matanzas, Pinar del Río y Ciudad de La Habana, con sus humidores, cerámicas y otras piezas de alto valor estético. La presencia de proyectos «fabulosos» como Arte Moda, también de Cuba y con el que se inauguró FIART 2007, le imprimieron distinción y belleza a este espacio vital para la superación de la artesanía cubana. Uno de los más destacados fue el de Agujas de Trinidad, premiado en esta edición en reconocimiento a su visión integradora, que abarca desde la marca hasta la concepción del stand y promoción de los productos.
El afán renovador, calidad, originalidad y aplicación utilitaria de los objetos presentados, primaron en la decisión del jurado al entregar los galardones (se concedieron siete, además de reconocimientos a personalidades por la maestría artesanal y la labor realizada durante toda la vida). En tal sentido, las colecciones de modas Oscar de La Portilla y Maya Sierra se alzaron con dos de los lauros, en reconocimiento a la creatividad de sus propuestas y excelencia en los acabados.
Creadores como Jorge Oliva, Glaucia Basalto, Mario Rodríguez, Epifanio Bernal, Nayibis González, Alexander Rodríguez, Oscar Corona Verdecia y Noel Viltre Rivero, recibieron el Reconocimiento a la Maestría Artesanal. Y el galardón a la Obra de la Vida, recayó en Ramón Haití, Rogelio Cobas, José Carlos Rafat y Ramón Silverio Bordón (este último Post Mortem).
Premiados resultaron, además, el orfebre Yaniel Rodríguez Benítez, por su experimental y creativo empleo del cobre; el artesano Alexei Medina, creador de una sugerente línea de muebles; así como el proyecto Formas Alternativas.
Del plano internacional, el premio lo obtuvo el conjunto de obras de la familia Ore, de Perú. Las estampas presentadas por esos artesanos, quienes hicieron demostraciones de su trabajo durante la feria, tienen el sello de identidad y tradición de ese país hermano, valores reconocidos por el público y miembros del jurado.
Justicia hacen estos lauros a quienes con su ingenio y habilidades manuales contribuyeron a realzar la calidad de la feria. Pese a que en términos generales faltó creatividad en el diseño y presentación de los stands, tanto nacionales como foráneos, lo cual incidió en la decisión de dejar desierta esa categoría.
Preocupante resultó igual la poca variedad en los diseños de calzado y muebles, realizados por cubanos, y la escasa participación de artesanos extranjeros de reconocido prestigio. Pues para nadie es un secreto que muchos de los que vinieron fueron artistas poco conocidos que, si bien poseen una obra decorosa, recién se abren paso en el mercado del arte.
No obstante, el saldo en general fue muy positivo. FIART 2007 permitió multiplicar a través del arte la idiosincrasia y tradiciones de los pueblos, al tiempo que mostró los nuevos caminos por los que transita la artesanía.